Madrid.— A 25 años de su muerte pesan todavía muchas interrogantes sobre la malograda existencia de Diana de Gales cuya biografía continúa en buena parte opacada, entre otras razones, por el secretismo que caracteriza al entorno de la monarquía británica a la hora de proteger los asuntos más incómodos, sobre todo cuando competen a la familia real.
A pesar de la mitificación que se ha hecho de su figura, Lady Di era una mujer de carne y hueso, con serios problemas sicológicos, lo que la hizo cometer grandes errores debido sobre todo a su precaria gestión emocional. El naufragio de su matrimonio con Carlos, príncipe de Gales, y las dificultades para aclimatarse al rígido ambiente del Palacio de Buckingham, contribuyeron a acrecentar los trastornos que la princesa arrastraba desde años atrás.
“La pregunta que todavía está sin respuesta es quién dio la orden para que ese accidente mortal ocurriera. Desde el percance se fueron arrastrando una mentira tras otra. Las investigaciones que realicé apuntan a que fue un accidente intencionado, como demuestran las evidencias que logré obtener mediante las entrevistas que hice a las personas relacionadas con el caso, incluyendo a los responsables de la investigación del supuesto accidente sobre el que pesan muchos enigmas”, señala a EL UNIVERSAL Concha Calleja, perito judicial en criminología, sicología forense y perfiles criminales y autora del libro Diana. Réquiem por una mentira (Grupo Almuzara).
La experta subraya que, entre otros hechos inquietantes, el escenario del siniestro en un túnel de París se limpió a una velocidad de vértigo, lo que imposibilitó recoger otro tipo de muestras. La pregunta sin respuesta es quién tuvo la intención de que se produjera el accidente que causó el fallecimiento de la princesa, porque lo que está claro es que no fue fortuito, dice.
“Esa noche había una presencia abrumadora de periodistas. Se detuvo a algunos tras el accidente, pero hubo muchos periodistas sin identificar, por lo que no se sabe si pertenecían a los servicios secretos (...) a los periodistas detenidos se les dejó en libertad previo pago de un euro, lo que desde luego llama la atención en un caso tan trascendental como éste”, indica la especialista antes de abordar las grandes lagunas que existen sobre la existencia de Lady Di.
“Creo que la familia real se vio ensombrecida de alguna manera por la figura de Diana que, cuando ya se había divorciado, jugó muy bien su papel. Digamos que llevó a cabo una especie de venganza, porque era consciente de que podía eclipsar a la reina y a su marido. La lucha por la popularidad. Ese fue un conflicto muy grande dentro de la familia real”, indica.
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La gente conoce a la Diana del espectáculo, a la Diana pública, pero ignora aún importantes facetas de la princesa. “Diana tenía un problema sicológico desde muy pequeña. Arrastraba problemas familiares desde su mismo nacimiento, porque los padres querían un hijo varón, y siempre se sintió en un segundo plano, rechazada, remplazada por otras personas. Fue una mártir porque su marido la abandona, pero luego ella (...) publicita su papel de mártir. ¿Qué pasa? Que fallece a una edad prematura, que no le corresponde [36 años], y en circunstancias muy poco claras, lo que realza su perfil”, refiere la experta.
El primer error lo comete por su inmadurez, al casarse con un hombre al que apenas conocía y luego criticarle por ser diferente. Más tarde quiso cambiar al príncipe Carlos, lo que fue otro error. Diana intentó manipular la situación con los vómitos derivados de la bulimia que padecía y los intentos de suicidio, lo que no hizo sino agravar las cosas, porque la familia real no se caracteriza precisamente por su emotividad, resalta la investigadora. “Ella ya sufría bulimia, pero su matrimonio con Carlos la agravó. Era una persona que buscaba eternamente el amor, ser la más querida, porque tenía esa ausencia en su personalidad. Incluso llegaba a veces a acosar a los hombres. Veía sospechas en todas partes y no se daba cuenta de que se casaba con un hombre frío, que no era romántico”, acota la experta; enfatiza que Diana era una mujer dócil y virginal en todos los sentidos, que ingresa en una familia real con el protocolo más estricto del mundo, lo que la desborda.
“El legado más valioso de Diana es que pese a todas las dificultades, tanto las suyas propias como las de su entorno, ella se estaba recomponiendo. Murió cuando estaba empezando a madurar, a dejar atrás su infantilismo para tomar las riendas de su vida. Uno de los valores que nos puede aportar es que nunca es tarde (...) fue una mujer que tuvo varios intentos de suicidio. El aprendizaje que hay que extraer: las relaciones tienen que ser completas”, concluye. Persisten las sombras: la verdadera princesa aún es una figura desconocida para el gran público.