El presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, vive este jueves su hora más difícil al hacer frente ante el Congreso a un proceso que impulsa la oposición para destituirlo por las asesorías de sus empresas a la cuestionada brasileña Odebrecht .
América Latina en perder su cargo por efecto del megaescándalo de corrupción desatado por el gigante brasileño de la construcción.
Para evitarlo, Kuczynski, un economista de 79 años e hijo de un médico alemán que emigró a Perú con su familia en 1936 huyendo de la Alemania nazi, debe convencer de su inocencia a sus adversarios políticos, de derecha e izquierda, que pidieron la "vacancia presidencial" alegando "incompatibilidad moral".
Cuando asumió la presidencia, en julio de 2016, había prometido, entre bromas, que éste sería su último trabajo, alegando que por su edad estaba más cerca de una jubilación que de buscar perpetuarse en el poder. La frase aludía, sin nombrarla, a Keiko Fujimori (ahora de 42 años), de quien se sospechaba que podía modificar la Constitución para buscar una reelección.
Exbanquero de Wall Street y empresario, Kuczynski es conocido como "el gringo", por su marcado acento anglosajón heredado de una educación en Estados Unidos y Gran Bretaña. Se graduó en política, filosofía y economía en Oxford y en administración pública en la Universidad de Princeton.
El hecho de contar, además, con la nacionalidad estadounidense -a la que debió renunciar para postular a la presidencia- le han dado un aura de extranjero en su propio país. En Perú, se lo conoce popularmente como PPK, por las iniciales de su nombre, una fórmula sencilla para un apellido impronunciable para la mayoría de sus compatriotas.
Casado dos veces, ambas con estadounidenses, Kuczynski es padre de cuatro hijos. Desde 1997 su esposa es Nancy Lange.
Favorable al libre mercado, Kuczynski asumió pronto un perfil regional de severo crítico del proteccionismo comercial, que enarbola el presidente estadounidense Donald Trump. Sin embargo, coincidió con el inquilino de la Casa Blanca en sus condenas al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
Ha sido uno de los promotores del Grupo de Lima, que reúne a una docena de países críticos del régimen venezolano. De hecho, Perú es considerado un aliado de Estados Unidos.
Paradójicamente, Kuczynski proyectó mejor imagen hacia fuera de Perú que dentro de su país. Su talante dio pie a la imagen de un mandatario que parecía vivir en una nube, en un mundo paralelo que le permitiese llevar la fiesta en paz, sin pelear con sus adversarios, para acabar su gestión feliz y cerrar así lo que parecía una brillante hoja de vida, tanto pública como privada.
Percibido como un hombre frío y poseedor de un cáustico sentido del humor, sus recurrentes bromas fuera de lugar empezaron a no encajar en el imaginario peruano, en el día a día de una población dividida entre los problemas de seguridad, la corrupción y la débil institucionalidad del país.
Como PPK integró en el pasado directorios de varias empresas, sus detractores habían expresado temores de que desde la presidencia defendería intereses particulares. "Esas son tonterías. Mis manos están limpias", respondió Kuczynski.
"Yo no soy político, soy un economista que quiere hacer algo por su país", dijo el también concertista de flauta traversa del Royal College of Music. Su afición a las artes se la inculcó su madre, Madeleine Godard, de origen franco-suizo y tía del cineasta Jean-Luc Godard.
En su biografía oficial, hay un especial capítulo dedicado a su padre Max Kuczynski, un reputado médico que cuando escapó de la Alemania nazi estuvo a cargo del leprosario de Iquitos, en la Amazonia peruana, en momentos en que la lepra era temida como una maldición.
Nacido en Lima el 3 de octubre de 1938, en ese ambiente el presidente pasó gran parte de su infancia. Ahí forjó su fortaleza de carácter y resistencia a la adversidad, acostumbraba a recordar. Habrá que ver que le queda de esa estirpe.
Si es retirado del puesto, Kuczynski se convertiría en el primer presidente en el cargo destituido en América Latina como consecuencia del escándalo de Odebrecht.
El expresidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva está apelando una sentencia por corrupción y lavado de dinero, mientras que el expresidente de Perú Ollanta Humala está a la espera de juicio. Otro expresidente de Perú, Alejandro Toledo, ha sido acusado de recibir 20 millones de dólares en sobornos de Odebrecht y está en Estados Unidos, donde intenta evitar su extradición. En Ecuador, el vicepresidente Jorge Glas fue condenado hace poco a seis años de cárcel por orquestar una trama de sobornos con la constructora.
Mientras tanto, docenas de otros líderes políticos están siendo investigados mientras fiscales de América Latina siguen presentando cargos contra legisladores implicados en la trama.
Con información de AP
lsm