Ronald Douglas Johnson, originario de Hartselle, Alabama, se licenció en la Universidad del Estado de Nueva York y obtuvo una maestría en la Universidad de Inteligencia Nacional. Además, habla español.
De acuerdo con la CIA, los empleados de la oficina de enlace de Ciencia y Tecnología “son oficiales de inteligencia técnica” pero “trabajan en muchas disciplinas diferentes cuyo rango va desde programadores de computadoras e ingenieros hasta científicos y analistas. Atacamos problemas de inteligencia nacional mediante enfoque efectivo sobre blancos, tecnología de vanguardia y utilización superior del arte de nuestro oficio”.
El Mando de Operaciones Especiales se encarga de proporcionar fuerzas de operaciones especiales en misiones tan variadas como asuntos civiles, contrainsurgencia, contraterrorismo, asistencia humanitaria extranjera, rescate y recuperación de rehenes, “guerra no convencional, así como misiones para contrarrestar armas de destrucción masiva.
Johnson trabajó como asesor especial del Comando Sur de Estados Unidos, que se encarga de “contrarrestar amenazas como delincuencia transnacional, organizaciones terroristas o redes extremistas en la región”, entre otras misiones.”
Johnson también fungió como embajador en El Salvador
Cuando fue designado embajador en El Salvador, Trump destacó su experiencia en temas regionales como refugiados, antinarcóticos, contraterrorismo, derechos humanos y control de enfermedades de virus tropicales.
Johnson vivió en América Latina durante más de cinco años y viajó extensamente por toda la región.
De hecho, no era ajeno a El Salvador en absoluto. De acuerdo con un video del ejército estadounidense, Johnson dirigió operaciones de combate en el país centroamericano durante la guerra civil, en los años 80. También fue desplegado en Los Balcanes.
De su tiempo como embajador en El Salvador, el diario La Prensa Gráfica destacó la cercanía de Johnson con el presidente Nayib Bukele. Incluso, tras un informe del Departamento estadounidense de Estado de 2020 donde habló del debilitamiento de la institucionalidad en El Salvador, Johnson le restó importancia, diciendo que era injusto enfocarse en los desafíos en medio de una pandemia.
Johnson tampoco condenó la toma a la fuerza y militarización de la Asamblea Legislativa el 9 de febrero de 2020 por parte de Bukele para exigir la aprobación de un préstamo. Tras concluir su periodo como embajador, Johnson se mantuvo cercano al mandatario salvadoreño.
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En su momento, un funcionario salvadoreño que trabajó para el Ministerio de Relaciones Exteriores aseguró a la prensa que la misión con la que Johnson llegó a El Salvador fue alejar a Bukele de la sombra de Beijing. “Ya el presidente había causado incomodidad con su viaje a China”, señaló el diplomático, aludiendo a la visita que Bukele hizo en diciembre de 2019 a China.
“Lo único que China encuentra que les interesa aquí en El Salvador es que es una forma de provocar a Estados Unidos y volverse irritante”, dijo Johnson a periodistas salvadoreños.
Este martes 10 de diciembre, el virtual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lo nominó como embajador en México.
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