Phoenix, Arizona.— La hegemonía republicana parece haber llegado a su fin en Arizona, una plaza que no perdían ante los demócratas desde 1996, cuando triunfó el presidente Bill Clinton.
Pero no sólo les habrían arrebatado los 11 votos electorales que aportan a la elección del presidente de la Unión Americana: por primera vez habrá dos senadores demócratas representando a Arizona desde 1952, ante la sólida ventaja del astronauta y piloto Mark Kelly.
La última actualización de datos por parte de la autoridad electoral mantuvo a Biden en la delantera en el conteo de votos. Está previsto que el conteo concluya la próxima semana.
De obtener el candidato demócrata Joe Biden la presidencia por la mínima, 270 votos electorales, Arizona habrá sido el pase definitorio para llegar a la Casa Blanca, y así evitar cuatro años más de políticas contestatarias del actual presidente Donald Trump.
“Perder Arizona representaría un golpe colosal para Trump”, dice a EL UNIVERSAL el analista político Michael O’ Neil. “Si Biden llega a los 270 votos electorales, Arizona emergerá como determinante en la definición de la presidencia de Estados Unidos”.
El experto en encuestas en Arizona describe el resultado preliminar como la culminación de un proceso que inició en 2012 y que venía progresivamente convirtiendo a la entidad en uno de los terrenos de batalla electoral más competitivos de EU.
La mutación de un estado absolutamente rojo a púrpura y ahora azul, sería resultado del moderado cambio del comportamiento del electorado en el condado de Maricopa, el más poblado del estado y que incluye la capital, Phoenix. En esta evolución, la mujer blanca urbana estaría desempeñado un papel protagonista.
“Históricamente hemos sido un estado muy conservador, pero este resultado nos dice que cada vez somos más semejantes al resto del país”, explica.
“También nos dice que el Partido Republicano se ha venido perjudicando por la tendencia de nominar candidatos cada vez más radicales, que han tratado de proyectar a los demócratas como extremistas, sin tener éxito, porque simplemente es falso”.
Sindicatos y organizaciones defensoras de los derechos de la minoría adjudican el resultado a la masiva movilización de la gente de color.
Alejandra Gómez, codirectora de Viviendo Unidos por el Cambio en Arizona (LUCHA, por sus siglas en inglés), afirma que a través de la red, de la que son parte, movilizaron un ejército de mil voluntarios para sacar el voto multicultural.
Beatriz Topete, vicepresidente de Unitehere, un sindicato que se ocupa de los trabajadores de los Servicios de Comida y Hotelería, también resalta el esfuerzo realizado para cambiar la entidad.
“Este es un resultado a base de no quedarnos sentados en casa; decidimos persistir. Salimos 400 personas, algunos tocamos puertas, otros dábamos aventones y respondíamos dudas; fue muy duro tocábamos más de 20 mil puertas cada día a temperaturas de hasta 115 Fahrenheit [46 grados centígrados]”, dice a este diario.
Afirma que el “resultado histórico” es reflejo de la pandemia, del despido masivo de trabajadores, de la falta de protección social y del “fatal” liderazgo de Trump en la crisis sanitaria.
“Esta es una muestra de que cuando salimos a votar, ganamos, y que no todos estamos de acuerdo con los ideales de los republicanos. Hemos demostrado que podemos tomar el poder y cambiar las cosas si el pueblo se levanta y sale a votar”.
Vianey Olivarría, de Chispa, una organización que aboga por la justicia climática, afirma que la jornada electoral marcó el comienzo de una nueva lucha, el rechazo a las políticas de odio como la SB1070 y la determinación de la comunidad latina por superar los múltiples obstáculos que hay a la participación cívica.
Afirma que el siguiente paso será tumbar al gobernador Anthony Duce, quien durante la campaña recibió en siete ocasiones la visita de Trump.
“Es sólo el principio de una lucha que nos debe llevar a tomar el poder y materializar el anhelado cambio. No podemos dormirnos en nuestros laureles, hay que hacer que las promesas se materialicen, la lucha continúa en Arizona”.
Sostuvo que la movilización se centrará en empujar políticas a favor de los derechos de los migrantes, las mujeres y de protección al medioambiente, el aire y agua.
Demandarán frenar la construcción del muro con la frontera con México, por sus impactos en la convivencia entre los habitantes fronterizos y en la flora y fauna.