El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, aprovechará su presencia en los Juegos Olímpicos de Invierno para alertar contra la “propaganda” norcoreana y denunciar la situación de derechos humanos en Corea del Norte, un mensaje que promete chocar con el clima de distensión entre Seúl y Pyongyang.

Pence emprendió ayer un viaje de seis días a Japón y Corea del Sur con el objetivo de encabezar la delegación estadounidense en los Juegos de PyeongChang, pero lo hizo con una buena dosis de escepticismo ante el proceso de distensión entre las dos Coreas.

“El vicepresidente no permitirá que el régimen norcoreano sabotee el mensaje de los Juegos Olímpicos con su propaganda”, dijo un alto funcionario de EU, quien pidió el anonimato.

Aunque Pence “apoya el diálogo entre las dos Coreas”, también “tiene las cosas muy claras sobre los objetivos norcoreanos, porque en el pasado ya ha habido intentos del Norte de seducir” a la comunidad internacional, “y nunca han conducido a un movimiento sincero hacia la desnuclearización”, indicó la fuente.

Esa postura choca con la intención de Seúl de aprovechar la cita olímpica para rebajar la tensión con Pyongyang. El presidente surcoreano, Moon Jae-in, está incluso considerando proponer un encuentro bilateral con el presidente honorífico de Corea del Norte, Kim Yong-nam, quien acudirá a la cita olímpica.

Aunque la Casa Blanca dijo que no habría contacto entre Pence y representantes norcoreanos, el secretario de Estado, Rex Tillerson, —de gira en Lima— no descartó un encuentro del vicepresidente y los delegados.

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