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Washington.— Donald Trump está acorralado: la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, anunció que seguirá adelante con el proceso para iniciar juicio político al mandatario estadounidense, mientras crecen los llamados a que renuncie.
Pelosi dijo ayer que la Cámara Baja continuará con el proceso para iniciar un juicio político a Trump si el vicepresidente Mike Pence y el gabinete se niegan a invocar la enmienda 25 que permitiría declarar incapaz a Trump para gobernar y dejar a Pence para terminar el mandato (restan nueve días). La demócrata dio de plazo hasta hoy o, de lo contrario, el martes convocaría a una votación para decidir el tema del juicio político: “Al proteger a nuestra Constitución y nuestra democracia, actuaremos con urgencia, porque el presidente representa una amenaza inminente para ambas”, explicó Pelosi en un comunicado.
Legisladores acusaron a Trump de instigar la violencia que se registró el miércoles en el Capitolio, cuando simpatizantes del mandatario saliente irrumpieron en el recinto, se enfrentaron a la policía en el lugar y causaron destrozos y la suspensión, durante algunas horas, del conteo de votos del Colegio Electoral, que confirmó definitivamente el triunfo de Joe Biden en las presidenciales del 3 de noviembre.
Por esos hechos murieron seis personas, dos de ellas policías del Capitolio que enfrentaron a los manifestantes. Uno de ellos perdió la vida tras ser agredido por los manifestantes; el deceso del segundo se informó ayer y, aunque no se dieron detalles sobre las causas del deceso, medios señalaron que se había suicidado.
Cuatro días después de la irrupción, Trump ordenó que la bandera de la Casa Blanca y otros edificios del gobierno, incluyendo embajadas, ondeen a media asta desde ayer y hasta el miércoles.
Algunos legisladores han pedido dejar que Biden gobierne sus primeros 100 días antes de iniciar un juicio a Trump, que sería simbólico y —dado que ya no estaría al mando y no podría ser destituido— buscaría dejar al hoy mandatario saliente como el primero en ser enjuiciado dos veces en Estados Unidos.
La irrupción en el Capitolio, horas después de que Trump incitara a la multitud a caminar haca el recinto y enseñar a los débiles republicanos lo que había que hacer para detener lo que él llamó fraude y robo de su victoria —algo de lo que no presentó pruebas—, ha sido la gota que derramó el vaso. Las redes sociales decidieron suspenderlo para evitar que siga atizando la violencia.
De acuerdo con una encuesta de ABC News/Ipsos realizada tras la violencia del miércoles, 56% de estadounidenses cree que debería ser removido del cargo, contra 43% que opina lo contrario. Unos 200 legisladores están a favor de su remoción del cargo, de acuerdo con una encuesta de NBC.
El llamado a que renuncie crece en las filas republicanas.
El senador Pat Toomey se sumó ayer a la senadora Lisa Murkowski para exigir que Trump “renuncie y se vaya lo más pronto posible”. Una dimisión, aseguró Toomey, es la “mejor manera de avanzar, la mejor manera de dejar atrás a esta persona”.
“Lo mejor para la unidad del país sería que dimitiera”, dijo en ABC Adam Kinzinger, legislador en la Cámara de Representantes y primer republicano en pedir el jueves que el presidente fuera declarado no apto para ejercer sus funciones. Mick Mulvaney, quien renunció como enviado especial de Estados Unidos a Irlanda del Norte, aseguró que lo ocurrido el miércoles cambió todo. Los conservadores, consideró en declaraciones a Meet the Press, “aman a Trump, sus políticas; realmente estaban satisfechos con los éxitos de los primmeros cuatro años, pero el miércoles los perdió”.
Otrora fiel aliado de Trump, el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, dijo que si la conducta de Trump del miércoles no era motivo para iniciar un juicio político de destitución, “no sé qué pueda serlo”. También ha crecido la presión de parte de las empresas, que están reconsiderando o suspendiendo temporalmente sus donaciones a políticos que se negaron a votar la certificación de la victoria de Biden. Entre ellas JP Morgan, Marriott, la aseguradora médica Blue Cross Blue y el grupo Commerce Banc-shares.