Washington.— El suicidio del financiero multimillonario Je- ffrey Epstein, acusado de liderar una red de prostitución infantil que amenazaba con manchar a personalidades de gran poder en el mundo, tuvo una nueva víctima en la jerarquía de la gestión de las cárceles de Estados Unidos.
El último de la lista fue el director de la Oficina de Prisiones (BOP), Hugh Hurwitz, cesado y degradado a un puesto inferior por el fiscal general William Barr.
La muerte de Epstein despertó una crisis enorme en la administración Trump, especialmente en su división judicial, y se está realizando una pesquisa para dar respuestas a un suicidio que ha generado muchas teorías de la conspiración y críticas por no tener en vigilancia constante a un hombre que ya había dado muestras de intentos de suicidio.
En el comunicado del anuncio, Barr no relacionó la destitución con el caso Epstein, pero él mismo reconoció que se estaban descubriendo “serias irregularidades” en el manejo del caso de Epstein, hasta el punto de que “no se protegió adecuadamente la seguridad de este prisionero”.
La salida de Hurwitz es el segundo gran acontecimiento al respecto: hace una semana se suspendió de empleo a los dos guardias que debían vigilar al financiero y al jefe del penal Metropolitan Correctional Center de Nueva York, el mismo centro que albergó a Joaquín El Chapo Guzmán desde su extradición hasta la sentencia a cadena perpetua.
Los guardias que tenían que vigilar a Epstein fallaron en chequear el reo cada media hora y, según reportes de medios locales, falsificaron el registro de vigilancia. Ambos estaban trabajando horas extra, e incluso uno de ellos fue asignado a última hora a ese puesto, a pesar de no estar acostumbrado ni preparado.
El caso dejó en evidencia la falta de personal de una de las prisiones que se consideran más seguras del país, situada en Manhattan y, para exreos que estuvieron allí calificada como un lugar parecido a Guantánamo.
La autopsia confirmaba que lo más probable es que Epstein se hubiera ahorcado, pues tenía rotos huesos del cuello. Hurwitz deja el puesto tras algo más de un año en el cargo, donde supervisó 122 instalaciones, con 37 mil empleados y más de 184 mil reos. Le sustituirá en el cargo Hawk Sawyer, quien ocupó el cargo entre 1992 y 2003.