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“Patas cortas” era el apodo que usaba Vicente Carrillo para referirse a “El Chapo”

Miembros del cártel de Sinaloa se esforzaban por impresionar a Joaquín Guzmán Loera, y vivieron los enfados de superiores, los celos y ansias de poder de éstos... y el estrés que suponían las incautaciones de cientos de kilos de cocaína

Foto: REUTERS/Jane Rosenberg
11/12/2018 |12:57AP |
Redacción El Universal
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NUEVA YORK.- El juicio a Joaquín “El Chapo” Guzmán no está protagonizado sólo por grandes jefes del narcotráfico que testifican contra el mexicano.

También están los miembros del cártel que se esforzaban por impresionar a Guzmán y que vivieron los enfados de superiores, los celos y ansias de poder de éstos y el estrés que suponían las incautaciones de cientos de kilos de cocaína.

“Era mucha presión”, testificó esta semana Tirso Martínez, un mexicano que trabajó para los carteles de Juárez y Sinaloa desde 1995 hasta 2003 y que fue arrestado en 2014.

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Martínez, quien se describió como un ex alcohólico y ex cocainómano que no sabe leer bien porque abandonó la escuela a los 13 años, habló de su trabajo para Vicente Carrillo, alias “Viceroy”, ex líder del cartel de Juárez. Durante mucho tiempo Martínez quiso trabajar para Guzmán pero cuando éste le pidió que lo ayudara a transportar un cargamento de droga a fines de 2001 Martínez se puso nervioso.

“Me asusté. Yo estaba entre la espada y la pared porque yo coordinaba todo con Vicente Carrillo”, dijo Martínez. En esos momentos, los Carrillo Fuentes trabajaban con el cartel de Sinaloa de Guzmán pero las tensiones entre ambos empezaban a emanar. El testigo, conocido como “El futbolista” o “El ingeniero”, dijo que hizo ese y otros transportes de droga para Guzmán.

“El Chapo”, uno de los narcotraficantes más conocidos, se ha declarado inocente de la acusación de acumular una fortuna multimillonaria a través del tráfico de toneladas de cocaína y otras drogas desde México a Estados Unidos. De ser declarado culpable enfrentaría una posible sentencia a cadena perpetua. Esta es la quinta semana del juicio que podría durar tres meses más.

A pesar de haber nacido y crecido pobre en Guadalajara, Martínez subió de rango en el mundo del narcotráfico y, a un nivel medio, llegó a ganar millones de dólares de los que, dijo, perdió entre dos y tres millones en peleas de gallos. También era dueño de varios equipos de fútbol y llegó a hacerse una cirugía plástica en el rostro para evitar ser reconocido por las autoridades.

Explicó que uno de los momentos más tensos de su vida fue cuando, en 2001, otro líder del cartel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, le puso una pistola en la cabeza tras acusarlo de haber cambiado cocaína buena por mala en un cargamento de más de 300 kilos.

“Me dijo ‘no lo mato porque mi ahijado (Vicente Carrillo) me dijo que no le hiciera nada’”, dijo Martínez, citando a “El Mayo”.

“Patas cortas” era el apodo que Martínez y Carrillo usaban para referirse a “El Chapo”, testificó Martínez. El mexicano llegó a manejar las rutas de tren que el cartel usaba para transportar droga colombiana desde México a Estados Unidos. Dijo que podía ganar entre 200 mil y 300 mil dólares por cargamento.

Los abogados de “El Chapo” intentaron desacreditar el martes a Martínez al hacerle admitir que muchas cosas que testificó sobre Guzmán no las sabía de primera mano sino que se las había dicho un trabajador de Guzmán llamado Alfredo Vásquez.

Martínez se ha declarado culpable de narcotráfico y aún no ha sido sentenciado.

El narcotraficante colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía, alias “El Chupeta”, quien se hizo multimillonario como líder del cartel del Norte del Valle y dijo que ordenó la muerte de unas 150 personas, testificó la semana pasada en el juicio.

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