Bruselas.— A 17 días de la fecha en la que se supone los británicos deben abandonar la Unión Europea (UE), la Cámara de los Comunes frustró por segunda ocasión el plan para una salida ordenada presentado por la premier Theresa May.

El acuerdo alcanzado entre las partes para un divorcio ordenado fue rechazado en Westminster por 242 votos a favor y 391 en contra, de los cuales 75 vinieron de las filas del partido conservador de May. Si bien el margen fue menor al registrado en la votación de enero, el radio negativo fue de 230 votos y ha sido una derrota catastrófica para el gobierno de May.

Tras el fracaso histórico —nunca antes un premier británico había perdido un voto tan crucial en dos ocasiones y por tan amplio margen—, May planteará hoy ante los Comunes la posibilidad de que abandonen el bloque sin acuerdo el próximo 29 de marzo, la fecha fijada para la retirada.

Los miembros de su partido conservador votarán en completa libertad, lo que les indique su “conciencia”, aunque May llamó a oponerse a un Brexit sin acuerdo ante los “daños potenciales”. En caso de que los legisladores descarten el peor resultado posible para el Brexit, propondrá el jueves una extensión del Artículo 50, de la fecha de salida.

“Pero la extensión no resolverá el problema”, dijo May, tras reconocer que la UE sólo atenderá el llamado de Londres si sabe para qué usarán el tiempo extra. Precisó que son tres las alternativas: suprimir el Artículo 50, el mecanismo que activa el proceso para la salida de un Estado miembro de la Unión; celebrar un segundo referéndum o buscar un acuerdo distinto al que está sobre la mesa.

La premier no dio señales de una posible dimisión; por el contrario, reiteró que está dispuesta a honrar el referéndum de 2016 en el que casi 52% de los británicos se pronunció a favor de abandonar la Unión.

May pretendía ganar el voto legislativo ofreciendo un instrumento pactado de última hora con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y que supuestamente resolvía las dudas sobre el backstop, la salvaguarda irlandesa que supuestamente deja atada de manera indefinida a Gran Bretaña a las reglas de la Unión, aún sin ser Estado parte. Este era el motivo principal por el que un nutrido bloque conservador no apoyaba su acuerdo.

Sin embargo, la posibilidad de ganar el visto bueno de la Cámara de los Comunes se esfumó luego de que el fiscal general británico, Geoffrey Cox, informara que el acuerdo mantenía el “riesgo real” de que Reino Unido no pueda renunciar de manera unilateral al mecanismo de emergencia que se activaría para evitar una frontera dura entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. En nombre de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn afirmó que ha llegado el momento de que el gobierno capitule y acepte que su plan no conseguirá el apoyo de la Cámara. “El tiempo se ha agotado, es hora de elecciones generales”, reclamó.

El jefe negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, reaccionó siguiendo el guión de Jean-Claude Juncker, quien había adelantado que no habría una tercera oportunidad para aprobar el acuerdo del Brexit.

“La UE ha hecho todo a su alcance para ayudar a que el pacto de salida llegue a la meta. El impasse sólo puede ser superado en Reino Unido”, dijo Barnier. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, señaló a través de un vocero que la UE mantiene su respaldo al acuerdo alcanzado en noviembre y sólo considerará una extensión si hay una “justificación creíble”.

Detalló que la petición será atendida en tanto no afecte el funcionamiento de las instituciones de la UE, que en mayo celebra elecciones al Parlamento Europeo y antes de concluir el año habrá de haber relevado a los integrantes de la Comisión Europea.

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