El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, dijo este sábado que hará “lo mejor para el país hasta el final” al ser hoy destituido por el Parlamento tras haber decretado la ley marcial la semana pasada, lo que le deja a la espera de que el Constitucional ratifique o no su cese.
En un mensaje grabado en su residencia tras conocer que el Parlamento aprobó la moción para destituirlo, Yoon defendió una vez más su decisión de haber declarado el estado de excepción el pasado 3 de septiembre y pidió al Gobierno que se ocupe con esmero de sus funciones, que han quedado en suspenso y han sido transferidas de manera interina al primer ministro, Han Duck-soo.
“Aunque estoy haciendo una pausa en este momento, el viaje que he emprendido en pos del futuro del pueblo durante los dos últimos dos años y medio no debería detenerse”, dijo el mandatario.
“Cargaré con todas las críticas, los ánimos y el apoyo que he recibido, y haré lo mejor para el país hasta el final”, añadió.
También instó a los dos principales partidos surcoreanos a evitar “las políticas imprudentes y beligerantes”.
A Yoon, al que se ha prohibido salir del país, así como a otros miembros de su Gabinete -como el exministro de Defensa, Kim Yong-hyun, que permanece en prisión preventiva- y altos cargos militares y policiales se les investiga por presuntos delitos de amotinamiento, abuso de poder o insurreción.
Este último es el más grave de ellos e incluso puede suponer el arresto de Yoon, ya que ni siquiera la inmunidad presidencial prevalece en casos de insurrección, delito que, para aquellos a los que se considera líderes del levantamiento, se salda con cadena perpetua o pena de muerte (sobre la cual exista una moratoria en Corea del Sur desde 1997).
El mandatario, que ha sido destituido con el apoyo de al menos 12 escaños de su propio partido, queda ahora a expensas de que el Tribunal Constitucional determine en un plazo máximo de 180 días si restituye a Yoon como presidente o si ratifica su cese, en cuyo caso habría que convocar elecciones anticipadas.
"El Tribunal Constitucional suele estar integrado por nueve magistrados, pero actualmente sólo tiene seis, ya que tres de los que dejaron sus cargos en octubre aún no han sido reemplazados. Para que se apruebe una moción de destitución, normalmente debe recibir el apoyo de al menos seis de los nueve magistrados.
En el caso de Yoon, sin embargo, los seis tendrían que aprobar la decisión del sábado en el Parlamento. En otras palabras, sólo una voz disidente en el tribunal podría darle un indulto, aunque su posición se vería gravemente –y quizás fatalmente– debilitada", reportó The Guardian.
El medio recordó que "los expertos legales creen que el tribunal se mostraría reacio a tomar una decisión tan trascendental sin un tribunal completo, dada la gravedad política de destituir a un presidente.
"Lo más probable es que el tribunal pida a la Asamblea Nacional que nombre a tres nuevos jueces antes de proceder con el juicio político a Yoon".
Si el tribunal decide expulsarlo, Corea del Sur deberá celebrar elecciones dentro de 60 días para elegir un sucesor.
Yoon es el tercer presidente surcoreano en ser sometido a un proceso de destitución mientras está en el cargo. En 2016, el parlamento destituyó a Park Geun-hye, la primera presidenta mujer del país, por un escándalo de corrupción. El Tribunal Constitucional confirmó su destitución y la destituyó del cargo.
En 2004, el presidente Roh Moo-hyun fue sometido a un proceso de destitución en el Parlamento por una supuesta violación de la ley electoral, pero el tribunal anuló el proceso y le devolvió los poderes presidenciales. Roh se suicidó en 2009, tras dejar el cargo, en medio de un escándalo de corrupción que involucraba a su familia.
El presidente Yoon, de 63 años y con bajas cotas de popularidad, sorprendió al país al anunciar la imposición de la ley marcial la noche del 3 de diciembre y al enviar al ejército al Parlamento para impedir que los diputados pudieran reunirse.
El mandatario, enfrascado en una pugna con la oposición en torno a los presupuestos, acusó a sus rivales políticos comportarse como “fuerzas antiestatales”, y dijo que buscó con esta medida extrema proteger al país de las “amenazas” del régimen comunista de Corea del Norte.
La decisión suscitó un movimiento de indignación, con miles de manifestantes movilizándose de inmediato y enfrentándose a los militares a las puertas del Parlamento.
Los diputados lograron reunirse y en cuestión de horas tumbaron con su voto la ley marcial.
Park Chan-dae, líder de la principal formación opositora, el Partido Demócrata, afirmó que “la destitución de hoy es una gran victoria para el pueblo y la democracia”.
“¿No es sorprendente que nosotros, el pueblo, hayamos logrado esto juntos”, dijo a AFP una manifestante, Choi Jung-ha, de 52 años, que pese al frío gélido se lanzó a bailar en la calle al conocer el resultado.
“Estoy segura al 100% de que la Corte Constitucional apoyará la destitución”, añadió.
Se trata de la segunda votación de la Asamblea Nacional sobre el impeachment de Yoon, después de que los legisladores del partido gobernante boicotearan la primera votación del pasado sábado. Algunos legisladores del Partido del Poder Popular habían dicho desde entonces que votarían a favor del impeachment de Yoon, mientras las protestas públicas se intensificaban y su índice de aprobación se desplomaba.
Cientos de miles de personas reunidas cerca del parlamento rugieron de júbilo, ondearon pancartas y blandieron coloridas luces de K-pop, mientras un activista líder gritaba en el escenario: “¡Hemos preservado el orden constitucional!”.
En una plaza central de Seúl, otra multitud enorme se reunió para apoyar a Yoon, pero se apaciguó al enterarse de que había sido destituido. Ambas manifestaciones fueron en gran medida pacíficas..