"Había gente que se había quedado atascada dentro de sus vehículos que estaban en llamas".
En esa frase se podría resumir el infierno que ha sido el mayor y más destructivo incendio forestal en la historia del estado de California, en el oeste de Estados Unidos, que ha dejado 44 víctimas fatales y cerca de 80 kilómetros cuadrados de suelos carbonizados.
Este lunes "fueron recuperados los restos mortales de 13 personas más, lo que eleva el número total de muertos a 44", dijo en conferencia de prensa el sheriff del condado de Butte, Kory Honea.
Esos 13 cuerpos fueron hallados cerca de la localidad de Paradise, donde se registró la mayoría de las muertes y donde se reportan también la mayoría de los 220 desaparecidos.
También allí se han quemado gran parte de las casas: unas 7 mil 100, de acuerdo al reporte estatal.
"Lo que hay es una total devastación de la comunidad. Calles enteras, barrios, miles de casas destruidas. Esto no se ve nada bien", le dijo a los medios Lynne Tolmachoff, la vocera del departamento estatal de Forestación y Protección de Incendios.
El alcalde de la localidad, Jony Jones, fue más directo.
"En el área residencial, entre el 80% y el 90% de las personas perdieron sus viviendas", anotó.
Y entre quienes lograron salir con vida estaba Anita Waters, de 65 años, que le contó al diario estadounidense The New York Times sobre la gente atrapada en los carros en medio de un panorama desolador.
Pero como ella, miles de personas desplazadas de Paradise no podían procesar lo que estaba ocurriendo.
"La casa donde vivía pagando un alquiler desapareció y no tengo donde ir", le dijo a la cadena noticias NBC Linda Fisher, quien huyó de Paradise cuando vio la magnitud del incendio frente a la ventana de su casa.
"Todo el cañón estaba en llamas. Llamé al 911 y ellos fueron honestos conmigo: me dijeron 'no podemos sacarte, pero tienes que salir de ahí ahora mismo".
Paradise es una pequeña localidad de 27 mil habitantes, la mayoría de ellos de clase trabajadora, pero también con una amplia base de pensionados.
Está ubicada a unos 120 kilómetros al norte de Sacramento, la capital del estado.
De acuerdo a la oficina de estadísticas de EU, el promedio del valor de las viviendas allí es de unos 200 mil dólares, muy cercano al promedio de ciudades como Wisconsin, por citar un ejemplo, donde el valor de la propiedad ronda los 167 mil dólares.
Paradise había tenido una vida tranquila desde los primeros registros de su nombre, allá por 1877, hasta este jueves, cuando el estado comenzó a arder y apareció una enorme columna de humo.
Apenas vio la magnitud del incendio, una de las residentes de la zona se dio cuenta que tenía que dejar todo atrás si quería seguir con vida.
"Salí, cerré la puerta de mi casa y comencé a gritarle a todos los que estaban cerca que había que irse", le dijo Shari Bernacett a la agencia de noticias AP.
"Toda la montaña está en llamas. Que Dios nos ayude", agregó.
De acuerdo al testimonio de las autoridades, apenas se comprendió la magnitud de la emergencia se procedió a evacuar el hospital de la localidad y a pedirle a los socorristas que comenzaran a controlar el fuego, ya fuera por tierra o por aire.
Sin embargo, según el informe de los bomberos de la zona, hasta ahora solo se ha podido mantener bajo control un 30% de la conflagración.
El departamento de policía del condado de Butte, al que pertenece Paradise, informó que estableció un centro de llamadas para personas desaparecidas con el fin de ayudar a quienes están buscando a sus familiares o amigos.
La mayoría de los damnificados que lograron salir con vida de Paradise fueron conducidos a varios refugios instalados por la Cruz Roja o a la zona de San Francisco.
Stephen Walsh, vocero de la organización en la zona, señaló que dos de los cuatro refugios preparados para atender la emergencia están ya llenos.
"Unas 400 personas están siendo atendidas allí mientras se determina la dimensión de lo ocurrido", explicó.
Las autoridades tanto de Paradise como del estado de California señalaron que se están investigando las causas del origen del devastador incendio.
Sin embargo, indicaron que aún no se puede estimar la totalidad de los daños y las víctimas fatales, hasta que no se logre controlar la expansión de las llamas, que esta vez avanzaron con la mayor voracidad registrada en la historia del lugar.
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