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El papa Francisco reactivó la Comisión Pontificia para la Protección de Menores (CPPM), que tiene como cometido la prevención de los abusos sexuales y la atención a las víctimas, informó ayer el Vaticano. El Pontífice había sido criticado por no renovar el mandato de tres años de la CPPM cuando expiró, en diciembre pasado.
La comisión retomará su trabajo de nuevo bajo la presidencia del cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston, y contará con 16 miembros, entre ellos nueve recién nombrados.
El anuncio del Vaticano llega semanas después de las críticas recibidas por Francisco durante su viaje a Chile por un caso de abuso.
Una de las principales víctimas de ese escándalo se reunió durante más de tres horas con un investigador del Vaticano quien, según la víctima, lloró al escuchar las experiencias del ex seminarista.
“Se le salían las lágrimas”, dijo Juan Carlos Cruz a los periodistas que lo esperaron hasta el final de la reunión, ocurrida en una iglesia de Manhattan. “Se notaba su compasión y su empatía”, agregó.
Cruz se reunió con el arzobispo Charles Scicluna para hablar sobre el obispo Juan Barros, señalado de encubrir al sacerdote pederasta chileno Fernando Karadima.
Barros ha sido acusado de ser testigo de los abusos de Karadima y de ignorarlos. En 2010, el Vaticano retiró a Karadima de su puesto y lo condenó a una vida de penitencia y oración por sus delitos.