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El papa Francisco criticó “el ping pong” que dijo se hace con los migrantes cuando se les devuelve desde Europa a los campos del norte de África y “donde se les tortura”, durante la rueda de prensa de regreso de su viaje a Marsella, en el sur de Francia.
El papa viajó a Marsella para participar en los Encuentros Mediterráneos, un evento organizado por la Iglesia católica, en el que se puso el foco en la crisis migratoria en Europa.
El papa consideró que desde su visita a la isla italiana de Lampedusa, puerta de Europa para los migrantes, en julio de 2013, en estos 10 años “se ha tomado conciencia del problema migratorio”.
Pero lamentó que “hay casos muy tristes, donde se hace un 'ping pong' con los migrantes y vuelven atrás y acaban en campos peor que antes”; y citó el caso de un joven que acabó “ahorcándose” porque no resistió volver a uno de esos campos en Libia o Túnez.
Indicó que es necesario que los migrantes, cuando son devueltos a su país, tienen que “ser integrados y no acompañados y no hacerles regresar a un drama que es donde caen cuando los devolvemos”.
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"Las inmigraciones bien conducidas son una riqueza"
El gobierno italiano de la ultraderechista Giorgia Meloni ha aprobado nuevas leyes para facilitar la repatriación de los migrantes que llegan a las costas del país.
También explicó que en los cinco países europeos donde llegan más migrantes “hay pueblos vacíos con 20 ancianos”. “Qué estos pueblos hagan esfuerzos para integrar. Necesitamos mano de obra, Europa la necesita. Las inmigraciones bien conducidas son una riqueza".
Ante ello, instó a "una política migratoria" en Europa que sea "más fecunda y que ayude".
Durante sus intervenciones en Marsella, había pedido a Europa que no sólo pensara en "rechazar" a los migrantes y que adoptase una acogida más justa y mayores cuotas de entrada legales, así como rechazó que hubiese "una emergencia" migratoria o que se tratase de "una invasión".
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mcc