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Santiago de Chile.— El papa Francisco afirmó ayer de manera inédita que en la Iglesia chilena hay una cultura de abuso y encubrimiento en medio de la debacle que aqueja a la institución, que espera que confirmen o destituyan a parte o a todos sus 31 obispos activos por negligencia en el manejo de acusaciones de abuso sexual a menores.
Francisco dirigió a los cristianos de Chile una carta en la que exhortó a todas las diócesis a unir sus esfuerzos “para promover lúcida y estratégicamente una cultura del cuidado y la protección”. “Urge generar espacios donde la cultura del abuso y del encubrimiento no sea el esquema dominante”, señaló.
El Pontífice agradeció “la valentía y perseverancia” de las víctimas por buscar la verdad. Sobre la decisión de los obispos de presentar sus renuncias, Francisco señaló que “la renovación en la jerarquía eclesial por sí misma no genera la transformación” que se necesita.
El duro juicio de Francisco surge después de una investigación realizada por dos expertos vaticanos, enviados a Chile para reunir antecedentes sobre el supuesto encubrimiento por parte del obispo Juan Barros de los abusos sexuales, de poder y sicológicos sobre decenas de laicos y religiosos perpetrados por el cura Fernando Karadima, condenado en 2011 a una vida de penitencia y oración.
Monseñor Charles Scicluna y el padre Jordi Bertomeu, después de entrevistar a 64 personas, redactaron un informe en el cual se resalta que en la Iglesia chilena se cometieron todo tipo de abusos sin que fueran investigados o se hiciera de manera negligente, se destruyeron pruebas comprometedoras y se desoyó a las víctimas que les pidieron ayuda.
Scicluna y Bertomeu regresarán en breve a Chile, específicamente a la Diócesis de Osorno, de la que es obispo Barros, para “avanzar en el proceso de reparación y sanación de las víctimas”, informó ayer el portavoz vaticano, Greg Burke, quien recordó que entre el 1 y 3 de junio, el papa Francisco hospedará en su casa, la residencia de Santa Marta, a cinco sacerdotes chilenos víctimas de abusos.
Ayer mismo se informó que dos jesuitas en Chile fueron sancionados por el Vaticano por abusos sexuales, y un tercero, que ya cumplía sanción canónica, será nuevamente enjuiciado por agresiones sexuales a niños.