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Ciudad del Vaticano.— El papa Francisco se reunirá en febrero del año próximo con los principales líderes de la Iglesia católica de diferentes países para hablar sobre cómo proteger a los niños de abusos por parte de sacerdotes, anunció ayer el Vaticano.
La cumbre con los presidentes de las conferencias episcopales nacionales se llevará a cabo del 21 al 24 de febrero de 2019, precisó el Consejo de Cardenales, de nueve miembros, que asesora al Pontífice sobre asuntos internos de la Iglesia y que ha mantenido amplias conversaciones con Francisco sobre los abusos sexuales.
El anuncio se realizó un día antes de que Francisco se reúna, hoy, con líderes eclesiásticos estadounidenses, profundamente desacreditados por las acusaciones más recientes de décadas de abusos sexuales y un escándalo de encubrimiento por parte de la Iglesia católica. Asistirá el presidente de la Conferencia Episcopal de EU, cardenal Daniel DiNardo; su vicepresidente, monseñor José Horacio Gómez, y su secretario general, monseñor Brian Bransfield.
Estará presente igualmente el arzobispo de Boston, Sean O’Malley, presidente de la Comisión Pontifical para la Protección de Menores. La comisión de O’Malley ya había advertido el domingo que la lucha contra los abusos a menores debía ser la “prioridad” de la Iglesia católica.
El Papa se ha visto sometido a una creciente presión para abordar el problema de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica después de una serie de sonados escándalos en Chile, Australia y Estados Unidos.
En agosto salió a la luz un informe de un gran jurado en Pennsylvania que revela los nombres de más de 300 sacerdotes que abusaron de menores en esa entidad de EU. Se estima que las víctimas rondan el millar de personas. Los grandes jurados no determinan la culpabilidad o la inocencia, sino que deciden si hay evidencias suficientes para iniciar un juicio.
El Vaticano se dijo conmocionado por el informe y aseguró que sentía “vergüenza y dolor”. Poco después, el papa Francisco pidió perdón a los mil 300 millones de fieles en todo el mundo por los escándalos de abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia católica y admitió que el dolor de las víctimas “durante mucho tiempo fue ignorado, callado o silenciado”.
La presión sobre el Papa creció después de que un ex embajador del Vaticano en Estados Unidos lo acusara de proteger a Theodore McCarrick, un religioso estadounidense que tuvo que renunciar como cardenal tras ser acusado de abuso por varios seminaristas y jóvenes sacerdotes. El denunciante, el arzobispo Carlo Maria Vigano, pidió la renuncia del Papa pero no presentó pruebas que respaldaran su acusación. Analistas consideraron que el ataque es parte de una arremetida conservadora dentro de la Iglesia contra Francisco y sus reformas. El Vaticano aseguró que publicará unas “aclaraciones” sobre los virulentos ataques de Vigano, sin dar una fecha.
La Conferencia Episcopal de Estados Unidos se comprometió a avanzar en una serie de reformas internas, y pidió al Vaticano iniciar una investigación oficial en la Iglesia estadounidense.
El arzobispo alemán Georg Gänswein, secretario del papa emérito Benedicto XVI y prefecto de la casa pontificia bajo el papa Francisco, dijo el martes que la Iglesia católica está viviendo “su propio 11-S” con el escándalo de abusos sexuales, en alusión al aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.