Butler, Pennsylvania.— Los aplausos y vítores dieron paso a gritos, pánico y rezos.
El mitin de campaña con el que Donald Trump buscaba cerrar con broche de oro, antes del inicio de la Convención Republicana de Milwaukee, donde será nombrado formalmente como el candidato republicano de cara a las elecciones del 5 de noviembre, se convirtió en un baño de sangre, con él herido en el oído y la violencia política en Estados Unidos escalando a niveles no vistos en décadas.
Un atril con el nombre del expresidente quedó medio caído y la multitud estalló en gritos al escucharse el “¡bang, bang, bang!”, y a los agentes del Servicio Secreto lanzarse sobre Trump para protegerlo y dar la orden de tirarse al piso.
“Escuché varios disparos. El hombre que estaba a mi lado sufrió un disparo en la cabeza, murió al instante [y] cayó al fondo de las gradas. Otra mujer parecía haber sido alcanzada en el antebrazo o en la mano”, dijo un asistente al mitin, quien se identificó como Joseph, a la cadena NBC News.
Erin Autenreith, de 66 años, dijo que estaba “sentada en la primera fila, justo delante de Trump. Estaba muy emocionada. Sólo le miraba. Entonces oí unos estallidos. Sonaba como el 4 de julio, pop, pop, pop”.
Pero lo que pasó después la hizo entender lo que ocurría. “Todos saltaron al escenario, lo rodearon [a Trump] y lo bajaron, fue entonces cuando nos dimos cuenta de que debía haber sido realmente un disparo”. Aún no se daban cuenta de que el exmandatario había resultado herido.
“Luego llegó más gente y despejaron la zona”, añadió Autenreith, quien asistía a su sexto mitin de Trump y había sido voluntaria en la concentración durante todo el día.
“Empezaron a hablar entre ellos. ‘Izquierda despejada. Derecha despejada’. Entonces lo levantaron. Y él dijo: ‘Tengo que ponerme los zapatos’”.
Minutos después, ya de pie, Trump, con el oído sangrante, alzaba el puño, mientras gritaba desafiante: “¡Luchen, luchen, luchen!”. Mientras la gente corría, el fotógrafdo Evan Vucci, de la agencia Associated Press, captaba la foto recorrería el mundo. El equipo de seguridad del expresidente, el Servicio Secreto, lo escoltó fuera del lugar, mientras la gente coreaba: “¡USA, USA!”, y “¡No te derribarán!”.
“Guerrero de Dios”, lo llamaron algunos, por haber librado lo que ya se investiga como un intento de asesinato. Otros asistentes subrayaban que unos milímetros salvaron a Trump de un destino fatal.
A medida de que lo sucedido iba calando, los ánimos se caldeaban entre los concurrentes. Algunos partidarios de Trump gritaban a los medios de comunicación: “Esto es lo que querían, ¿no?”.
Con el tirador abatido, las autoridades escoltaban a la gente fuera del lugar. “Vamos. Esta es una escena del crimen”. “Vaya seguridad”, exclamaron algunos.