Este lunes, el mundo superó la cifra de un millón de muertos por el nuevo coronavirus , según el conteo de la Universidad Johns Hopkins.
La institución indicó que los muertos globales suman un millón 555.
Mientras que los casos confirmados superan los 33.1 millones en todo el mundo.
A nivel mundial, la curva se encuentra en una "meseta" desde principios de junio, con unos 5 mil muertos diarios según cifras oficiales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que las muertes por Covid-19 podrían duplicarse y alcanzar los dos millones si no se mantienen medidas para evitar la propagación del virus.
A pesar de los confinamiento decretados en su momento, y luego flexibilizados, y otras decisiones adoptadas muchos países no han logrado frenar la pandemia, que está provocando desastrosas consecuencias económicas y ha atizado las divisiones políticas.
Las regiones más afectadas en número de decesos son América Latina y el Caribe, Europa; y Estados Unidos y Canadá.
Los países con más fallecidos son Estados Unidos, con más de 200 mil muertos, seguido de Brasil (141 mil 741) e India (95 mil 542), según el conteo de AFP.
Pero respecto a las muertes en relación con la población, Perú encabeza la lista (975 muertos por millón de habitantes), y le siguen Bélgica (861), Bolivia (671) y España (668).
Funerales en tiempos del Covid-19
Más allá de la frialdad de las cifras, la consecuencia más devastadora es el vacío dejado por quienes murieron, ya que muchos duelos tuvieron que hacerse sin que los familiares pudiesen acompañar a la víctima en el tramo final de la enfermedad, o siquiera despedirse de ella una vez muerta, a raíz de las medidas sanitarias.
"Ni en mis peores pesadillas me imaginé que me iba a pasar esto", dice Mónica, de 45 años, cuando recuerda que tuvo que certificar con su firma que el cuerpo que estaba por cremarse era el de su padre, Oscar Farías, que sucumbió en Buenos Aires el 27 de abril a los 81 años, sin haber visto siquiera el ataúd.
El 11 de enero China registró oficialmente el primer muerto por el Sars-CoV-2, virus responsable de la Covid-19, que se propagó en un principio rápidamente en la provincia de Wuhan, donde fue detectado en diciembre.
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En un mes, China registró más de mil muertos, un balance más grave que el que dejó el SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo), que circuló en Asia en 2002-2003 y fue fatal para 774 personas.
A partir de febrero, el virus comenzó a provocar muertes fuera de China y su aceleración fue exponencial, primero en Europa, que ve llegar ahora una segunda ola, y luego en el continente americano, donde las cifras de casos y decesos se mantienen altas desde junio.
La respuesta gubernamental fue drástica en la inmensa mayoría de los casos. A mediados de abril, cerca del 60% de la población mundial, unos 4 mil 500 millones de personas, llegó a verse afectada por algún tipo de confinamiento.
Las consecuencias económicas de este encierro, inédito en la historia, llegaron a todos los rincones del planeta.
Comercios cerrados, calles desiertas, aeropuertos vacíos, penuria de abastecimiento en mercados: el mundo no había vivido algo parecido.
En junio, el Fondo Monetario Internacional calculaba que el PIB iba a contraerse un 4.9% en 2020.
En un año, el sector aéreo ha perdido el 92% de su volumen de vuelos.
Los grandes eventos deportivos fueron interrumpidos, y los Juegos Olímpicos de Tokio aplazados hasta 2021, sin tener la certeza absoluta de que se puedan celebrar.
Con información de AFP
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