Washington.— El Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) de la Universidad de Washington tiene el modelo de proyección sobre las tendencias del Covid-19 más seguidas en todo el mundo y es la referencia para la Casa Blanca en estos rubros. Desde esta semana ha incluido a México en sus análisis y las primeras cifras apuntan que, para el 4 de agosto, en el conjunto de siete estados del país habrá alrededor de 6 mil 859 muertos.

En contacto con EL UNIVERSAL, el doctor Rafael Lozano, uno de los involucrados en los modelos de cálculo, apuntó que las estimaciones “pueden resultar optimistas” porque todavía no se incluyó la variable de la apertura de la economía recientemente anunciada.

Además, acotó que las proyecciones por el momento son parciales y sólo corresponden a siete regiones de la República Mexicana (Baja California, Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tabasco), aproximadamente lo que serían “dos terceras partes de la mortalidad por Covid-19”. Por el momento, y sólo teniendo en cuenta estas zonas, el rango de mortalidad podría llegar, en el peor de los casos, a un máximo de 16 mil 795.

“Con esto es difícil hablar del país en su conjunto, pero es una buena aproximación para decir que la tendencia es ascendente, que se observa descenso en algunos estados y que está por debajo de lo que presentaron países europeos o Estados Unidos”, comentó a través de un correo electrónico.

En una conferencia de prensa virtual, otra de las cabezas del proyecto del IHME, el doctor Christopher Murray, apuntaba que México está en las “fases tempranas” de la epidemia. Según las primeras estimaciones, las muertes por regiones serían como sigue: Ciudad de México, 3 mil 414; Baja California, mil 171; Tabasco, 660; Estado de México, 544; Quintana Roo, 465; Puebla, 312; y Sinaloa, 292. En el peor escenarios, las cifras serían, respectivamente: 9 mil 671; 2 mil 566; mil 730; 800; mil 56; 831 y 362.

Lozano, quien fuera director general del Centro de Investigación en Sistemas de Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) de México hasta 2017, subrayó que “la falta de pruebas para verificar casos hace que nuestras estimaciones tengan mucha incertidumbre y, por lo mismo, no se insinúa un descenso aún” en la tendencia de mortalidad.

Murray, en el contacto con los periodistas, alertó de los “extremadamente bajos” niveles de pruebas realizadas en México, por debajo de los estándares globales, lo que hace que “se estén perdiendo muchos casos”.

Otro resultado importante en la proyección del IHME, según el doctor mexicano, es “la presión por camas de terapia intensiva y ventiladores”. El estudio señaló que algunos estados, como Baja California o Quintana Roo, podrían estar experimentando “escasez aguda de recursos hospitalarios”; además, se espera que todos los estados vean cómo se rebasa la cantidad de camas de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) disponibles para pacientes con Covid-19.

Especialmente en Ciudad de México y Baja California, donde “parecen estar experimentando grandes brechas entre la necesidad potencial y la capacidad en términos de camas de la UCI”. En la Ciudad de México se estima (tomando como base el 12 de mayo) que se necesitarán 499 camas de las UCI, y hay 192 disponibles; en Baja California se prevé que se requerirán 271 camas de las UCI y sólo hay 32 disponibles.

La próxima estimación del IHME para México se espera para el fin de semana, en el que se incorporarán 11 estados más de la República y, con ello, se tendrá un panorama mucho más exacto de la proyección en el país, ya que abarcará 90% de la mortalidad.

En el conjunto de América Latina destaca la mortalidad en Brasil, donde el presidente ha criticado las medidas de confinamiento y con una previsión de más de 88 mil muertos, lo que situaría al país sudamericano en el segundo puesto a nivel planetario, sólo por detrás de Estados Unidos. En la última semana, la Unión Americana ha visto cómo en las revisiones de la proyección se ha elevado aún más la cifra de decesos previstos, superando los 147 mil, después que se mejorara el modelo de cálculo para capturar el impacto de las normativas de distancia social y los cambios en la movilidad de la población, estudiada gracias a los datos de los teléfonos. Añadir estos factores sirve para una mejor predicción del resurgimiento de casos y brotes, especialmente cuando se relajan las medidas de sana distancia y se apuesta por la reapertura de la economía.

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