La pandemia de coronavirus podría empujar a entre 80 y 130 millones de personas al hambre a final de año en todo el mundo, según estima un informe presentado hoy por cinco agencias de la ONU en el que se advierte de que la desnutrición es un problema creciente.
El informe, titulado "El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo", y elaborado por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de Desarrollo Agrícola (FIDA) -las tres con sede en Roma-, junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS)y el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), alerta de que la crisis sanitaria "está intensificando la vulnerabilidad y la desigualdad de los sistemas alimentarios mundiales", desde la producción, a la distribución y el consumo.
Así, estima que a finales de 2020 entre 83 y 132 millones de personas "podrían pasar hambre" por la recesión económica derivada de la pandemia, si bien se subraya que "aún es pronto para valorar el impacto real" de las restricciones y bloqueos comerciales.
La previsión se basa en las estimaciones que indican un desplome del producto interior bruto mundial de entre 4.9% y 10%.
Por eso se concluye que esta circunstancia imprevista "pone aún más en riesgo" la posibilidad de alcanzar la meta del Hambre Cero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Más allá de la pandemia , el hambre en el mundo es un problema que no deja de crecer. Los datos recabados demuestran que los hambrientos crónicos comenzaron a aumentar "lentamente" en 2014 y sigue haciéndolo hasta hoy, después de disminuir durante décadas.
En 2019 se estima que unas 690 millones de personas pasaron hambre en el mundo, diez millones más que en 2018 y casi 60 millones más en el último lustro (este dato llega tras actualizar y corregir las cifras de China y otros países muy poblados).
En Asia, la región más poblada del planeta, se registra el mayor número de personas desnutridas (381 millones), seguida por África (250 millones) y América Latina y el Caribe (48 millones).
El porcentaje global de personas en situación de hambre cambio poco, está en 8.9%, aunque el número de desnutridos creció. Esto indica que en los últimos cinco años, el hambre aumentó a un ritmo similar al de la población mundial.
El documento desvela "grandes desigualdades regionales" en términos porcentuales. África es la región más afectada por el hambre, con un 19.1% de su población desnutrida, más del doble que la tasa asiática (8.3%) y de Latinoamérica y Caribe (7.4%).
De mantenerse esta tendencia actual, la mitad de las personas que pasarán hambre crónica en el mundo serán africanos para 2030.
Las agencias sostienen que atajar el hambre o la desnutrición en todas sus formas, como la obesidad o la falta de micronutrientes, no solo tiene que ver como ofrecer suficiente comida para sobrevivir. Esta debe ser "nutritiva", sobre todo para los niños.
En este sentido apuntan a que "un obstáculo clave" para esa meta es "el alto coste" de los alimentos beneficiosos y que las dietas sanas son poco asequibles para "un gran número de familias".
Las estimaciones reflejan que unos 3 mil millones de personas "no pueden permitirse una dieta saludable", especialmente en el sur de Asia y en el África subsahariana, pero el problema también alcanza a Europa y América del Norte.
En 2019 entre un cuarto y un tercio de los niños menores de cinco años, unos 191 millones, sufrían problemas de desarrollo, mientras que otros 38 millones de menores tenían sobrepeso.
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