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Mientras los enviados de Israel y Estados Unidos brindaban con champagne en Jerusalén por el traslado de la embajada de Estados Unidos, en Gaza corría la sangre, unos alzaban la copa, otros protestaban. Unos estaban de fiesta, otros, los palestinos protestaban, luego recogían a sus muertos y heridos. De nueva cuenta las fuerzas de defensa de Israel, el más poderoso ejército de Medio Oriente disparaba y bombardeaba a los manifestantes palestinos que sólo podían responder con piedras y pequeñas bombas incendiarias, aunque en realidad la mayoría estaba desarmada. Un nuevo episodio de otra desigual confrontación dejó alrededor de 60 muertos palestinos habitantes de Gaza y más de mil 350 heridos de bala por el FDI. Se cimbró Jerusalén, se encendieron los fuegos de la confrontación, en aquel sitio donde tres religiones monoteístas reivindican su origen y su lugar sagrado: la judía, la cristiana y la árabe.
La política de Washington reavivó el pasado 14 de mayo el conflicto árabe-israelí, iniciado hace 70 años, en 1948, con la creación del Estado de Israel que produjo el gran éxodo de palestinos. Los territorios palestinos ocupados por Israel se ampliaron con la Guerra de Seis Días en 1967 y con ello creció el refugio de palestinos lanzados fuera de sus casas y de su tierra. Tras el fin de la II Guerra Mundial y el Holocausto judío, el Estado de Israel apoyado por Naciones Unidas, Gran Bretaña y Estados Unidos se estableció en Palestina. Los palestinos la llamaron entonces Nakba, o sea, la catástrofe que inició el éxodo palestino. Después vino la guerra árabe-israelí, la ocupación tras la Guerra de los Seis Días, la modificación de fronteras, la ocupación y anexión de territorios… las protestas palestinas con la Intifada donde también chocaban piedras con tanques: muertos, jóvenes asesinados, cárceles, heridos sin médicos ni hospitales para sanar.
¿Por qué se considera que el gobierno de Donald Trump relanzó el conflicto? Primero, tanto Israel como el Estado palestino ven a Jerusalén como su capital, cuyo territorio está dividido desde la guerra de 1967, cuando Israel conquistó las colonias orientales de la Villa Santa poblada por palestinos. Posteriormente ha avanzando la colonización en la parte oriental. Jerusalén está dividida en dos. En la parte Oeste se ubican instituciones de Israel, ministerios Knesset, Banco Central, de un total de 300 mil habitantes, 290 mil son israelíes. La parte Este es reivindicada por la Autoridad Palestina, ahí habitan 500 mil personas, 60% palestinos y 40% israelíes. Ahí, en la Villa Antigua, se encuentran lugares sagrados. Israel alienta, desde hace años la colonización del Este para evitar la continuidad de colonias árabes entre Jerusalén Este y el resto del territorio palestino en Cisjordania. La pobreza, la falta de oportunidades , la persecución, la falta de recursos vitales como el agua… tienen rostro palestino.
Naciones Unidas ha considerado durante décadas que aquello no tiene arreglo más que a través del acuerdo y el diálogo entre ambos Estados. Washington trastocó algo no resuelto, al considerar a Jerusalén la capital de Israel, que hasta antes del 14 de mayo ningún país reconoció como tal. A pesar de que en 1980 fue considerada por el Parlamento israelí capital reunificada. La ONU considera que su estatus debe ser negociado entre Israel y el Estado palestino (no reconocido por Israel). Israel ha avanzado, ocupado o colonizado territorios palestinos a lo largo de los años con el asentamiento de colonias, lo mismo en Gaza que en Cisjordania.
Es cierto que los judíos sufrieron enormemente durante la II Guerra Mundial, vivieron el Holocausto. Y, sin embargo, desde 1948 los palestinos sufren lo que podría ser considerado el otro Holocausto en los que fueron sus territorios. Durante décadas el éxodo palestino ha sido el más grande en el mundo y el más duradero en el tiempo: 70 años. En 1948 tras la declaración de Independencia de Israel y la guerra árabe-israelí se calculaba que 900 mil palestinos abandonaron sus viviendas, éxodo forzado por la circunstancia. Posteriormente, quienes trataron de regresar se enfrentaron a la política israelí de no permitir el retorno con el fin de garantizar poblaciones sin árabes. Si hoy se contara la descendencia de refugiados y desplazados palestinos la cifra alcanzaría los 4 millones. El temor y el rechazo de los israelíes hacia los árabes está vinculado también a la demografía. Hubo entonces y hay ahora un error grave de política: en vez de optar y lograr una convivencia pacífica entre dos Estados (Israel y Palestina) se escogió la imposición, la aniquilación del otro y el uso de la fuerza, en esas sigue Israel que no reconoce al Estado palestino.
Los volantes de las protestas palestinas contra la embajada de EU en Jesusalén decían: “América, tu embajada es un peligro”. Las protestas no estaban organizadas, fueron multitudinarias pero espontáneas y participaron miles de palestinos. Israel respondió con bombardeos aéreos y tiros de artillería contra las posiciones del movimiento islamista acusadas de terroristas. Justificaba así una respuesta a “grupos terroristas”, a Hamas. Pero en verdad, ¿quiénes eran los terroristas? De nuevo, un combate desigual, entre un ejército bien pertrechado y una multitud que protesta con piedras, llantas quemadas y artefactos menores incendiarios. Los muertos y los heridos los pusieron los palestinos.
Washington rompió el precario equilibrio de Jerusalén. En medio de las celebraciones, Jared Kushner, representante del presidente de EU, afirmó en las celebraciones de la embajada que ahora la paz está más cerca. Del otro lado de la valla, morían 60 palestinos y mil 350 eran heridos de bala. ¡Extraño rostro de la paz!