Bruselas.— En medio de la coyuntura pandémica, la comunidad internacional asumió compromisos por 2 mil 544 millones de euros, para asistir a los países latinoamericanos que acogen a millones de refugiados y migrantes venezolanos afectados por las políticas de la administración del presidente Nicolás Maduro.
Del total, 595 millones de euros serán transferidos en forma de donaciones para amortiguar los efectos de la mayor crisis de refugiados en la historia de América Latina.
El monto fue pactado en una conferencia internacional de donantes convocada por la Unión Europea (UE) y España, en colaboración con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). La UE aportó en solitario 144.2 millones de euros para ayuda humanitaria inmediata y programas de largo plazo de desarrollo y prevención de conflictos. El Banco Europeo de Inversiones puso 400 millones de euros a disposición en forma de préstamos para los países de acogida en la región.
“El coronavirus amenaza con empeorar una situación ya de por sí crítica en la región. El apoyo humanitario de la UE contribuirá a que se preste ayuda de emergencia a unos 5 millones de venezolanos que se han visto obligados a abandonar sus hogares”, aseguró el Comisario Europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic. España, uno de los países europeos más afectados por las políticas de confinamiento para contener la expansión del coronavirus y que para salir de la crisis sanitaria requerirá de la solidaridad de los socios comunitarios del norte, destinó 50 millones, serán trasferidos durante los próximos tres años.
El objetivo de los recursos colectivos más inmediatos será contener el agravamiento de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los venezolanos con motivo de la emergencia sanitaria.
Los dineros serán trasferidos particularmente en forma de ayuda humanitaria, asistencia sanitaria y en apoyo a proyectos de integración y de desarrollo. Una parte sustancial de los recursos serán administrados por los socios multilaterales como ACNUR y OIM.
En formato de videoconferencia, el foro reunió a autoridades a nivel ministerial de más de 40 países, así como a representantes de organismos internacionales como el Comité Internacional de la Cruz Roja. México no figuró en la lista de participantes difundida por el Ministerio de Exteriores de España. Durante la sesión tomaron la palabra los ministros de Exteriores de los mayores países receptores de migrantes venezolanos, desde Colombia, que acoge a 1.8 millones, hasta Ecuador, que registra entre 350 y 400 mil.
De los titulares de exteriores latinoamericanos, sólo el de Brasil, Ernesto Fraga Araújo, cuestionó las causas del “drama” venezolano, al subrayar que se trata de un “genocidio silencioso” provocado por una “dictadura apoyada por el crimen organizado, el narcotráfico y el terrorismo”. Criticó a la comunidad internacional, puesm dijo, se limitan a proclamar valores democráticos, pero tienen “miedo a pronunciar el diagnóstico de Venezuela (...) No nos atengamos a las palabras, miremos la realidad, las palabras conflicto, crisis, situación humanitaria, diálogo son muy abstractas, la realidad es la opresión y el hambre agravado por la pandemia, la tortura y otros males (...) El miedo de la comunidad internacional a enfrentar el régimen totalitario de Venezuela, hiere a los venezolanos”.
Como parte de la sociedad civil, Jan Egeland, presidente del Consejo Noruego para Refugiados, propuso financiar la crisis de los venezolanos en el exterior con las cuentas bancarias de las figuras más cercanas al régimen de Maduro y que han sido congeladas en Europa y EU. Los donantes coincidieron en que el remedio al éxodo es una solución democrática, pacífica y duradera. Al estallar la crisis por coronavirus había 5.1 millones de venezolanos refugiados. Las agencias estiman que para finales de 2020 habrá 6.5 millones.