Han pasado 8 años desde que un comando de Estados Unidos acabó con la vida de Osama bin Laden, el fundador de Al Qaeda, en la localidad de Abbottabad, Pakistán.
La organización que encabezaba era considerada uno de los grupos yihadistas más mortales, con miles de combatientes leales a su líder.
Pero con la desaparición de Bin Laden y el surgimiento del grupo Estado Islámico (EI), el poder e influencia de Al Qaeda se han debilitado sustancialmente.
Puede que en los medios de occidente Al Qaeda haya sido eclipsada por EI, pero lo cierto es que sigue activa.
¿Cuánto impacto tiene esa organización hoy en día y qué amenaza presenta a la seguridad global?
Mientras que EI ha acaparado los titulares en los años recientes, Al Qaeda ha estado siguiendo una estrategia de resurgimiento discreto y formación de alianzas con grupos regionales.
En su informe más reciente, la Inteligencia Nacional de Estados Unidos advirtió que altos cabecillas de Al Qaeda están "fortaleciendo la estructura de comando global de la red y continúan incitando ataques contra Occidente y Estados Unidos".
Por su parte, la ONU, en un informe publicado a principios de este año sobre la amenaza del terrorismo global, afirmó que Al Qaeda "parece estar volviéndose más ambiciosa... continúa siendo resistente y activa en muchas regiones y mantiene su pretensión de conseguir mayor proyección internacional".
Y, en febrero de este año, el jefe de inteligencia de Reino Unido, Alex Young, también advirtió del resurgimiento de Al Qaeda.
Una intensa campaña con drones de la Fuerza Aérea de EE.UU., la muerte de su líder en 2011 y el posterior desafío del grupo Estado Islámico han forzado a Al Qaeda a cambiar de tácticas.
Ha podido fomentar con éxito un red de afiliados o "ramas" en África, Medio Oriente y el sur de Asia.
Estos afiliados son grupos de milicianos locales integrados dentro de las comunidades que han jurado alianza al liderazgo de Al Qaeda.
Contrario a EI, Al Qaeda se ha cuidado de no alienar a las poblaciones locales.
Parte de su nueva estrategia es forjar alianzas locales y participar en proyectos de desarrollo comunitario.
En 2013, Al Qaeda emitió una "Guía General para la Yihad" que introdujo reformas significativas dentro de la organización.
Entre otras cosas, el documento aboga por un acercamiento más mesurado y dirigido hacia la comunidad, instruyendo a los combatientes a evitar comportamientos que pudieran generar un "levantamiento de las masas".
"Al Qaeda ha hecho un arte de enfocarse sobre los asuntos locales, como la corrupción o la marginación, e incluyéndolos dentro de su agenda de jihad global", dice Elisabeth Kendall, académica principal de Pembroke College, en la Universidad de Oxford.
"De esta manera, actúa como un 'salvador' local y se posiciona como 'los buenos de la yihad' contrario a los brutales matones de EI", comenta.
Al Qaeda ha estado incrementando continuamente sus ataques a través de sus diferentes ramas y afiliados.
En 2018, llevó a cabo un total de 316 ataques por todo el mundo, según datos recopilados por Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED), una ONG que ordena y analiza datos de violencia política y protestas de todo el mundo.
En un discurso de 2015, el actual líder de Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri, presentó a un joven hombre como un "león de la guarida" de la red extremista de Bin Laden.
El individuo era Hamza bin Laden, hijo de Osama bin Laden y ampliamente considerado como el futuro líder de Al Qaeda.
Estados Unidos ha designado oficialmente a Hamza como un terrorista global y ofreció una recompensa de hasta US$1 millón por información de su paradero.
Hamza, de 30 años, ha sido promocionado como una estrella en ascenso en los sitios web que simpatizan con Al Qaeda. Alguien en quien tienen la esperanza de que inspire nuevas generaciones de yihadistas y revitalice el grupo.
En años recientes, ha emitido mensajes de audio y video llamando a sus seguidores a que ataquen a Estados Unidos y sus aliados occidentales en venganza del asesinato de su padre.
En un comunicado de audio, en marzo de 2018, exhortó a los ciudadanos de Arabia Saudita a que preparen una yihad contra los monarcas de ese país. Desde entonces no se ha sabido más de él.
Según Lina Khatib, directora de asuntos de Medio Oriente y Norte de África en Chatham House, "el fin del califato de EI ha motivado a las redes de Al Qaeda a ser más cuidadosos y estratégicos con respecto a sus operaciones".
"Al Qaeda ahora depende más de tener un líder estratégico. Esto está ayudando a Hamza bin Laden a acumular apoyo en su intento por reemplazar a su padre como el líder de Al Qaeda", señala la analista.
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