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Managua.— Daniel Ortega dijo ayer que no renunciará a la presidencia de Nicaragua antes de terminar su mandato en 2021, oponiéndose al reclamo que demanda su salida inmediata del poder para superar la crisis.
“Nuestro periodo electoral finaliza con las elecciones de 2021, cuando tendremos nuestras próximas elecciones”, dijo en entrevista con la cadena estadounidense Fox News. “Adelantar las elecciones crearía inestabilidad, inseguridad y empeoraría las cosas”, añadió.
Ortega argumentó que los enfrentamientos violentos que vive Nicaragua desde abril pasado, y que han causado entre 277 y 351 muertos —según organismos de derechos humanos—, han sido originados por grupos paramilitares financiados por diputados opositores y el narcotráfico, quienes han atacado a la policía nicaragüense, la cual pretendía proteger a la población de las revueltas.
El mandatario aseguró que en los últimos días se ha dado un proceso de “normalización” de la situación y aseguró que ha habido manifestaciones tanto a favor como en contra de su gobierno.
Ortega calificó los episodios de violencia como “auténtico terrorismo” y reiteró que ningún nicaragüense ha fallecido dentro de una iglesia. “Ha sido una campaña de mentiras, de terribles mentiras, para tratar de dañar la imagen de Nicaragua”, subrayó.
En tanto, la vicepresidenta nicaragüense, Rosario Murillo, anunció ayer que el gobierno, junto con la Alcaldía de Managua, celebrará las fiestas populares más grandes de Nicaragua, que tienen sus días cumbres el 1 y el 10 de agosto en honor a Santo Domingo de Guzmán, independientemente de la Iglesia católica.
La decisión se dio en medio de diferencias del gobierno y la Iglesia, a cuyos obispos el presidente ha acusado de ser parte de un presunto “golpe de Estado”.
Marchan por Día del Estudiante. Miles de manifestantes, en su mayoría jóvenes universitarios, salieron nuevamente ayer a las calles en Managua e insistieron en sus reclamos de “libertad” y “justicia”, pidiendo a la vez la renuncia del presidente Daniel Ortega.
Los participantes fueron convocados por la Coordinadora Universitaria, que dirige las protestas contra el gobierno desde abril pasado, para conmemorar el Día del Estudiante, en recuerdo de una masacre de jóvenes por parte del régimen de Anastasio Somoza en la ciudad de León el 23 de julio de 1959.
Mientras, grupos de motociclistas encapuchados se apostaron sobre la rotonda de Metrocentro, cercana a la Universidad Centroamericana (UCA), donde culminaría la movilización. Asimismo, policías fuertemente armados se movilizaron en el mismo sector.
Tras conocerse el anuncio de esta marcha, el gobierno convocó a otra manifestación en Managua para celebrar el Día del Estudiante y reclamar “justicia para las víctimas del terrorismo”, en alusión a una veintena de policías muertos durante las protestas.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) denunció que autoridades de Nicaragua han capturado a cientos de personas de forma “arbitraria”, por su participación en las protestas.
Pobladores, estudiantes y familias enteras son víctimas de persecución, captura o secuestro por asistir a marchas opositoras o tener un gesto humanitario hacia quienes se oponen al gobierno, aseveró.
También indicó que la cifra de personas muertas asciende a 292; mientras que otros organismos, como la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), contabilizan alrededor de 350 fallecidos y 2 mil heridos.