Washington.— Los planes del presidente chino, Xi Jinping, de reunirse con el mandatario ruso, Vladimir Putin, en Moscú la próxima semana destacaron las aspiraciones de China de desempeñar un papel más importante en el escenario mundial, pero también revelaron los peligros de la diplomacia global: horas después del anuncio del viaje, se emitió una orden de arresto internacional contra Putin por cargos de crímenes de guerra.
La CPI dijo en un comunicado que Putin “es presuntamente responsable del crimen de guerra de deportación ilegal de población [niños] y del traslado ilegal de población [de niños] de las áreas ocupadas de Ucrania a la Federación Rusa”.
También emitió una orden para el arresto de Maria Alekseyevna Lvova-Belova, comisionada para los Derechos del Niño en la Oficina del Presidente de la Federación Rusa.
La Corte no tiene una fuerza policial propia para hacer cumplir las órdenes. Estados Unidos subrayó que “no hay duda” de que Rusia está cometiendo crímenes de guerra en Ucrania.
Es poco probable que la orden de la CPI tenga un impacto importante. Ni China ni Rusia ni EU ni Ucrania han ratificado el tratado fundacional de la CPI.
La probabilidad de que Putin enfrente un juicio en la Corte Penal Internacional es baja, pero no imposible.
Stephen Rapp, embajador general de EU para Asuntos de Crímenes de Guerra bajo el expresidente Barack Obama, dijo: “Esto convierte a Putin en un paria (...) Si viaja, corre el riesgo de ser arrestado. Esto nunca desaparece. Rusia no puede obtener alivio de las sanciones sin el cumplimiento de las órdenes”.
“La orden de arresto no tendrá consecuencias inmediatas porque ningún juicio puede avanzar sin que Putin esté bajo custodia y no hay posibilidad de que eso suceda en el futuro cercano”, dijo David Bosco, autor de Rough Justice: The International Criminal Court in a World of Power Politics, reportó NPR.
Jonathan Leader Maynard, profesor de política internacional en el King’s College de Londres, comentó a la BBC que es poco probable que las órdenes de arresto molesten demasiado a Putin, porque la CPI “depende de la cooperación de los gobiernos para arrestar a las personas, y el gobierno ruso obviamente no va a cooperar en esto”, pero dijo que podría afectar la libertad de Putin para viajar, porque otras naciones signatarias de la CPI podrían ayudar con su arresto.
La medida es “un instrumento de Occidente” siempre dispuesta a “perjudicar” a Rusia, dijo el representante de Moscú ante el Consejo de Seguridad, Vasili Nebenzia. Esta fue la primera vez que la CPI emitió una orden de arresto contra un líder de uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Otras órdenes han sido contra el teniente general Omar Al-Bashir, quien fue presidente de la República de Sudán desde 1993. También contra el coronel Muammar Gaddafi, que gobernó Libia durante 42 años. Además está el caso de Laurent Gbagbo, presidente de Costa de Marfil entre 2000 y 2011, y quien en 2011 fue el primer exjefe de Estado bajo custodia de la CPI.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, calificó la orden de “decisión histórica”.
Human Rights Watch (HRW) y Reino Unido celebraron la medida y la destacaron.
El caso estará paralizado hasta que los arrestados estén en la prisión de La Haya y puedan asistir a las sesiones, escuchar las acusaciones y defenderse.
Una vez detenido, el sospechoso sigue un proceso que depende en un primer momento de las instituciones del país donde se haya procedido al arresto. Debe comparecer ante la autoridad judicial competente, que examinará si se han cumplido o no las leyes y si cabe la entrega a la CPI, dentro de un proceso que difiere del de extradición.
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