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Moscú.— El opositor ruso Alexéi Navalni, encarcelado en una colonia penitenciaria, anunció ayer que iniciaba una huelga de hambre para denunciar la falta de acceso a cuidados médicos y que está siendo “torturado mediante la privación del sueño”.
Navalni, incansable activista anticorrupción y principal detractor del Kremlin, ha denunciado en varias ocasiones en las últimas semanas sus condiciones de detención en el campo de Pokrov, 100 km al este de Moscú, considerado uno de los más duros de Rusia.
“Declaro una huelga de hambre para pedir la aplicación de la ley y para que un médico venga a verme”, escribió en su cuenta de Instagram Navalni, que afirma sufrir de dolores en la espalda y en las piernas.
El miércoles, el opositor, de 44 años, afirmó que ahora también sufre de la pierna izquierda. “Ya no siento partes de mi pierna derecha, y ahora también de mi pierna izquierda”, escribió.
“¿Qué más puedo hacer? Tengo derecho a ser visitado por un médico y a recibir medicamentos”, continuó. Según él, la administración se niega a darle libros aparte de la Biblia y habría hecho que los otros detenidos “no limpiaran” alrededor de su cama.
“Simplemente dicen: '[Alexéi], lo siento, pero simplemente tenemos miedo (...) La vida de un prisionero vale menos que un paquete de cigarrillos”, escribió.
Los servicios penitenciarios rusos reaccionaron mediante un comunicado en el que aseguraron que el opositor “recibe toda la atención médica necesaria” y que los guardias “respetan estrictamente el derecho de todos los condenados a un reposo ininterrumpido de ocho horas”.
Consultado sobre la huelga de hambre, el portavoz de la diplomacia estadounidense Ned Price calificó a Navalni de “prisionero político” y reclamó una vez más su liberación. “Seguiremos responsabilizando a aquellos que en Rusia están detrás de la tentativa de asesinato contra él y de la represión contra sus partidarios pacíficos que han salido a la calle”.
El lunes, Navalni también afirmó haber recibido varias advertencias desde su encarcelamiento, lo que lo expone a un posible confinamiento en celda disciplinaria. Calificó a la colonia de Pokrov de “campo de concentración” y comparó su cotidianidad con la de un “Stormtrooper” en el “remake ruso de la Guerra de las Galaxias” debido a la dura disciplina en vigor.
“Me duele mucho la espalda, sin poder doblarme ni levantarme”, escribía Navalni el 26 de marzo, afirmando que sólo ha recibido una vez unas pastillas de ibuprofeno. Activista anticorrupción y crítico empedernido del presidente Vladimir Putin, fue arrestado en enero tan pronto como regresó a Rusia desde Alemania donde se estaba recuperando. En febrero, fue condenado a dos años y medio de prisión por un caso de fraude de 2014, que él mismo, las ONG y muchas capitales occidentales consideran político. La semana pasada, sus familiares dijeron que temían por su salud mientras estaba detenido, porque el opositor se queja de fuertes dolores.
Su abogada Olga Mijaílova considera, entre otras cosas, que los actuales problemas de salud del opositor podían estar relacionados con su envenenamiento el verano pasado y considera que su vida corre peligro. Navalni reveló que era objeto de constantes informes disciplinarios por haberse “levantado de la cama 10 minutos” demasiado pronto o por una “negativa a participar” en los ejercicios físicos matutinos obligatorios.