Los venezolanos votaban el domingo en unos comicios para elegir gobernadores y en los que la oposición parte como favorita, según sondeos, ante la desazón de muchos que sufren por la crisis económica que azota al país.
Pero a pesar de liderar en los sondeos de opinión, los adversarios del presidente Nicolás Maduro se enfrentaban a la alta abstención que caracteriza los comicios regionales y las complicaciones preelectorales surgidas, como la inhabilitación de candidatos, confusas papeletas de votación y la reubicación de última hora de hasta 300 centros de sufragio.
Y aún si la oposición logra arrebatarle al oficialismo el control de la mayoría de los 20 estados que gobierna, Maduro insiste en que su mandato estaría supeditado a una poderosa Asamblea Nacional Constituyente , formada por sus aliados. Por eso los analistas ven estas elecciones como "simbólicas".
"Hace años yo podía decir que tenía comida en la casa para alimentar a mis hijos mañana, pero hoy no tengo. El hambre nos debe mover a votar", dijo Zulay Acosta, una ama de casa de 41 años, quien esperó desde temprano que abriera su mesa en el estado Bolívar, al sur del país y una de las 23 entidades dónde se elegirá gobernador.
La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE ), Tibisay Lucena, informó que después del mediodía el 99 por ciento de las mesas electorales funcionaban sin incidentes. No obstante, opositores denunciaban trabas para ejercer su sufragio.
La jornada, que había comenzado con poca afluencia, mostraba al mediodía filas más largas de electores, sobretodo en puntos que recibían votantes que se movilizaban en autobuses y caravanas desde otras zonas, tras ser cambiados de centros a última hora por decisión del poder electoral.
Líderes opositores denunciaron que el cambio generó que muchos fueron mudados a votar no sólo en zonas alejadas y peligrosas, sino en bastiones históricos del chavismo.
"(Están) jugando a que la gente se canse, se desespere, para que no ejerza su derecho", dijo el líder opositor y dos veces candidato presidencial, Henrique Capriles. "Sin embargo, tengo plena convicción en nuestro pueblo", agregó.
No obstante, el gobernador dijo que según sondeos que maneja la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática ( MUD ), la participación pasada la mitad de la jornada era menor a la de la elección legislativa de 2015, donde ganó la oposición.
Según el CNE, la reubicación obedeció a la "violencia" ocurrida durante la ola de protestas contra el Gobierno que entre abril y julio dejó 125 fallecidos.
"A LLORAR A WASHINGTON"
Entre las irregularidades de este proceso, y a diferencia de elecciones regionales previas, esta vez no se renovarán los parlamentos locales, que son controlados en gran parte por el partido de Maduro. De ganar, los gobernadores de la oposición deberán ejercer con un congreso estatal en contra.
Y en algunas zonas populares de la capital Caracas, líderes de la oposición también reclamaron la presencia de grupos de motorizados circundando centros y gritando consignas a favor del Gobierno socialista. Unos de los rectores del CNE, Luis Rondón, corroboró las denuncias y pidió apoyo a las autoridades.
Con repetidos llamados a votar, la oposición también intentaba luchar contra la frustración de sus seguidores después de que las manifestaciones no lograran desbancar a Maduro, y el malestar que produjeron los acercamientos con el oficialismo para intentar un proceso de diálogo para superar la crisis.
"No confiamos en el árbitro electoral porque nunca ha demostrado confianza, pero tenemos que luchar", afirmó Maikel Carrero, un jubilado de 50 años que votó al otro extremo del país, en el fronterizo estado Táchira, que limita con Colombia.
Desde la bancada del chavismo, también se multiplicaban los llamados a participación. La administración de Maduro, que ha sido acusada en casa e internacionalmente de haberse degradado en una dictadura, apoyada en una asamblea constituyente ilegítima, mostraba el proceso como una evidencia de democracia.
Venezuela sufre la peor crisis de su historia contemporánea: a la inflación de tres dígitos se le suma una recesión económica de casi cuatro años y escasez de alimentos y medicinas.
La oposición culpa a Maduro del descalabro económico, pero el socialista asegura que la crisis es producto de una "guerra económica" de los opositores con apoyo de Estados Unidos.
El difícil panorama de Venezuela se ha agravado con sanciones financieras desde Estados Unidos, que le ponen más trabas a la hora de adquirir préstamos y pagar sus compromisos internacionales justo cuando precisa de liquidez.
"Todos los gobernadores que van a ser electos el domingo tendrán que juramentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente y el que no se juramente no toma su cargo y punto (...) que vayan a llorar para Washington", dijo en la semana Maduro.
"Han dicho que somos una dictadura: No. Somos un pueblo democrático, rebelde", dijo el mandatario en un video publicado el domingo en su cuenta en Twitter, en el que llamó al voto.
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