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Managua.— Los patios de la catedral de Managua fueron escenario ayer de una protesta contra el gobierno de Nicaragua, en la que cientos de personas exigieron la “libertad de los presos políticos”, instalaron cruces en memoria de los fallecidos en las manifestaciones opositoras y manifestaron respaldo a los obispos.
Al término de una misa, con velas encendidas, globos y banderas de Nicaragua, los feligreses expresaron apoyo al obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, quien denunció esta semana una campaña de desprestigio y acoso de parte del gobierno y sus seguidores.
Báez, un férreo crítico del gobierno, dijo que ha recibido mensajes a través de Whatsapp con insultos y amenazas, y la presencia de motorizados que merodean su casa.
Los asistentes exigieron “justicia y libertad” para los detenidos en las protestas, que según cifras de organismos de derechos humanos son cerca de 500.
La protesta se llevó a cabo tras la prohibición oficialista de cualquier manifestación pública contra el gobierno del presidente Daniel Ortega.
Horas antes, en una misa oficiada en el seminario de Managua, el obispo Báez agradeció “la cercanía, el cariño y oraciones recibidas” por amigos y fieles católicos, en alusión a los ataques recibidos esta semana.
Los manifestantes instalaron cruces como homenaje a los más de 320 fallecidos por la violencia en la manifestaciones antigubernamentales.
Mientras se producía la actividad dentro del perímetro de catedral —en el nuevo centro de la capital— decenas de antimotines se desplegaron en sus alrededores.
“No tenemos miedo porque estamos con Dios”, dijo Dora, mientras participaba en el acto de homenaje a los fallecidos.
“No nos vamos a rendir, vamos a seguir protestando contra este gobierno”, comentó otra asistente que prefirió no dar su nombre.
Las marchas opositoras que iniciaron hace seis meses contra una fallida reforma a la seguridad social se transformaron en una demanda por la renuncia de Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.