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Bruselas.— La colaboración entre México y Estados Unidos, implementada en un contexto de amenazas arancelarias por parte de la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha resultado en un incremento de los retornos de migrantes a Centroamérica.
Asimismo, se ha traducido en un aumento de la vulnerabilidad de quienes intentan buscar refugio en la Unión Americana, sostiene la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en su reporte mensual, en el que actualiza la situación en la región.
“Las nuevas políticas migratorias en México y EU han llevado a una reducción de personas procedentes de Centroamérica dirigiéndose hacia EU y, a la inversa, a un mayor número de personas retornadas”, indica el documento.
Haciendo referencia a datos proporcionados por la Organización Internacional de las Migraciones, sostiene que de enero a julio del presente año aumentaron 40.5% los retornos al Triángulo Norte Centroamericano, en comparación con el mismo periodo de 2018.
Los hondureños devueltos a su país conforman el grupo más numeroso, alrededor de 70 mil, 63% más que el número registrado entre enero y julio del año pasado; seguido por los guatemaltecos, 64.6 mil, un incremento de 18%. A El Salvador también aumentaron los envíos, 22.3 mil retornados, 59% más en comparación con el mismo periodo previo.
“Estos migrantes y refugiados ahora encaran mayor vulnerabilidad con unos nuevos acuerdos migratorios que podrían llevar a que tengan que esperar a sus procedimientos de asilo en EU en países de los que muchos están emigrando”, advierte el órgano de Naciones Unidas con sede en Ginebra.
Por presión de la Casa Blanca, el gobierno guatemalteco aceptó convertirse en tercer país seguro, lo que implica que hondureños, salvadoreños y otros ciudadanos extranjeros que transiten por su territorio deben tramitar en ese país su proceso de asilo en lugar de México o Estados Unidos. Está pendiente la ratificación por parte del Congreso guatemalteco para su entrada en vigor.
Por su parte, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, quien visitó el país del 27 al 30 de septiembre, reporta que la alteración de la política migratoria estadounidense ha llevado a un aumento significativo en el número de personas que decide solicitar asilo en México, ejerciendo presión adicional sobre el “sobrecargado” sistema mexicano.
“Las preocupaciones en este sentido son particularmente agudas a lo largo de la frontera norte de México”, afirma.
Igualmente inquieta la situación en Chiapas, entidad que alberga a casi 70% de las personas que solicitan asilo en el país.
En la frontera sur, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ve con preocupación la falta de salvaguardias sistemáticas y de protocolos adecuados para el procesamiento de las solicitudes de asilo, así como la detención en automático de quienes solicitan refugio, incluyendo a familias con niños y niñas.
Señala que de ser un país de tránsito hacia EU, México se ha convertido cada vez más en un país de destino para refugiados y migrantes de América Latina y otros lugares.
Las solicitudes de asilo en México pasaron de 2 mil 100 en 2014 a más de 48 mil en los primeros ocho meses del año en curso.
Por otro lado, el tema migratorio ha despertado el interés de la nueva legislatura del parlamento europeo, particularmente de los euroescépticos. El eurodiputado del ultranacionalista partido holandés Foro para la Democracia, Derk Jan Eppink, solicitó información a la Comisión Europea para conocer si la Unión Europea está financiando las casas de migrantes en México, como hace referencia Michelle Malkin en su libro Fronteras Abiertas: ¿Quién está financiando la destrucción de EU?.
“Estados Unidos tiene serios problemas con los migrantes en su frontera sur. México está tratando de detener la afluencia de migrantes en tránsito hacia EU. ¿Ha habido quejas en EU y México del financiamiento de la UE a esos centros?”, cuestiona el eurodiputado del Grupo de Reformistas y Conservadores Europeos.