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Ginebra.— Expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pidieron ayer en un informe que varios militares de Myanmar sean juzgados por crímenes contra la humanidad, y consideran que en el estado de Rajine, Birmania, de donde fueron expulsados cientos de miles de rohingyas, hay indicios de genocidio.
Soldados birmanos llevaron a cabo asesinatos, violaciones en masa, esclavitud, violencia contra niños y quemaron pueblos enteros, señala la Misión Internacional Independiente de la ONU para establecer los hechos en Myanmar.
Estas actuaciones, que se remontan hasta 2011, equivalen “indudablemente a los crímenes más graves bajo la legislación internacional”, apunta el informe. “Las necesidades militares nunca justifican los asesinatos indiscriminados, las violaciones en grupo de mujeres, atacar a niños y quemar poblaciones enteras”, se lee en el documento.
Los expertos piden que un tribunal internacional juzgue al comandante en jefe del Ejército, Min Aung Hlaing, y a otros cinco altos mandos. El Ejército de Myanmar —antigua Birmania— entregó el poder tras las elecciones de 2011, pero en realidad sigue ocupando cargos importantes en el gobierno y no está sometido al control civil del Ejecutivo del país del sudeste asiático.
Los expertos también critican a la jefa “de facto” del gobierno, la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, por no haber utilizado su autoridad moral para evitar los crímenes.
Ella ha recibido numerosas críticas desde que —hace un año— casi 700 mil miembros de la minoría musulmana rohingya huyeron a la vecina Bangladesh ante la fuerte represión del Ejército en Rajine, en el suroeste del país.
Las fuerzas de seguridad respondieron entonces a un ataque de insurgentes rohingya contra puestos policiales y del Ejército en Rajine. Pero según el informe de la ONU, la respuesta del Ejército fue “brutal y extremadamente desproporcionada”.
Los rohingya forman una minoría étnica en Myanmar, de mayoría budista. En 1982 se les retiró la nacionalidad birmana y son perseguidos desde hace décadas en Rajine, donde vive la mayoría.
El Ejército, las autoridades y la población se refieren a ellos como “bengalíes”. Con ello dan a entender que proceden de la vecina Bangladesh, aunque muchos de ellos llegaron a Myanmar en el siglo XIX y viven allí desde hace generaciones.
Los expertos de la ONU criticaron la difusión de comentarios de odio en las redes sociales que abonan el terreno para la persecución de los rohingyas. En respuesta, Facebook bloqueó la cuenta de Min Aung Hlaing y otras 17 personas, así como 52 páginas de su red social y una cuenta de Instagram.