San José.— En las montañas de Colombia son. En las calles de Guatemala, Honduras y El Salvador son paros o colaboradoras. En las barriadas de Brasil son mulas. En los tugurios de Costa Rica son cocineras.

Obreras de la mafia: mujeres desechables del narco
Obreras de la mafia: mujeres desechables del narco

Pero sin el encanto ficticio o el paraíso de telenovelas o películas, en las que se les exhibe como muñecas rodeadas de lujos como piezas de ostentación y de caprichos de los capos del crimen organizado, la realidad es que la mayoría de las mujeres insertadas en las cadenas mafiosas latinoamericanas y caribeñas sobreviven lejos del glamur y cumplen una variedad de tareas peligrosas… como personal de desecho.

“El patrón que se sigue es que las mujeres están al final de la estructura [criminal]”, explicó la socióloga guatemalteca Carmen Rosa de León, directora ejecutiva del (no estatal) Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible de Guatemala.

Obreras de la mafia: mujeres desechables del narco
Obreras de la mafia: mujeres desechables del narco

En las maras “están más sujetas a ser capturadas porque se ponen más en evidencia en las extorsiones. Ocupan los lugares más visibles y de más baja categoría en el aparato criminal. En narcotráfico las que han llegado a puestos altos han sido mujeres con cercanía a los cabecillas”, relató.

Al subrayar que, sin importar su rango en la escala delictiva, “todas son también víctimas, victimarias y desechables”, describió que en las maras, que proliferan en México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Estados Unidos, “son parte de las bajas (muertas y heridas) por las venganzas entre pandillas: atacan a madres, novias, esposas de los jerarcas [enemigos]”.

Puestos

Las mulas en Brasil son las mujeres reclutadas para traficar droga, dentro o fuera del país, y mover dinero, armas, teléfonos móviles y otros bienes. Las cocineras en Costa Rica son las mujeres que operan laboratorios caseros de droga y producen crack o piedra, obtenida de sobras de cocaína mezcladas con otros ingredientes y en negocios al menudeo con marihuana y cocaína.

Obreras de la mafia: mujeres desechables del narco
Obreras de la mafia: mujeres desechables del narco

En la jerga de las selvas en Colombia, las raspachinas son las cosechadoras de la hoja de coca, materia prima de la cocaína, y las quimiqueras son las que aplican las sustancias químicas en el proceso de producción de la droga.

“Ni ángeles ni demonios”, aclaró un informe de 2019 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) sobre el involucramiento del sexo femenino en la narcoactividad en Colombia.

“Las mujeres que han entrado a desempeñar un papel en el narcotráfico son simplemente personas que, en un momento de sus vidas, impulsadas por múltiples factores, han optado por la realización de actividades ilícitas como medio de vida”, agregó el estudio, del que este diario tiene copia.

Obreras de la mafia: mujeres desechables del narco
Obreras de la mafia: mujeres desechables del narco

“Ya sea por decisión propia o porque fueron coaccionadas, la participación de estas mujeres tanto en la elaboración como en el tráfico y consumo de estupefacientes proviene en muchos casos de la necesidad de un mejor futuro económico y esto las deja expuestas a riesgos propios del ambiente en el que se desarrolla esta economía ilegal”, añadió.

Más allá de que operen en zonas urbanas y rurales, en áreas montañosas o en ciudades y aldeas de América Latina y el Caribe, por necesidades socioeconómicas o cautivadas por lazos amorosos con hombres criminales, o ambas, las obreras de la mafia no son ni reinas ni muñecas y se asemejan más a… esclavas.

Leer también: