Washington.— Sarah Huckabee Sanders, una de las últimas figuras que queda del equipo inicial con el que Donald Trump empezó su andadura como presidente de Estados Unidos, dejará su puesto de portavoz de la Casa Blanca a fines de mes.
El anuncio, totalmente sorpresivo, deja una nueva vacante en el organigrama presidencial, en un cargo que había perdido su vocación real desde hace meses por la falta de contacto con la prensa.
Fue Trump quien, en su mejor y habitual estilo, anunció la partida de una de sus manos derechas. “Tras tres años y medio, nuestra maravillosa Sarah Huckabee Sanders dejará la Casa Blanca a finales de mes y regresará a casa al gran estado de Arkansas”, tuiteó, alabando sus “extraordinarios talentos” y su “trabajo increíble”. No nombró ningún reemplazo. En realidad sólo estuvo dos años y medio en la Casa Blanca —el tiempo que lleva Trump en el poder—, aunque lo acompañó durante la última fase de la campaña electoral hacia la presidencia.
La estancia de Huckabee Sanders en primera línea e imagen del gobierno ha estado llena de controversias, especialmente por su falta de contacto con la prensa y las constantes mentiras dispersadas por ella misma y su equipo para defender las acciones del gobierno. Incluso lo confesó a investigadores, según el reporte sobre la trama rusa que redactó el fiscal especial Robert Mueller, quien dijo que Sanders admitió que hizo una afirmación infundada cuando dijo que un “sinnúmero” de agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI) le habían dicho que apoyaban la decisión de Trump de despedir al entonces director de la agencia, James Comey, en 2017.
Su función como vocera se diezmó hasta el límite de que hace más de 94 días no ofrece una conferencia de prensa, algo que en administraciones anteriores ocurría a diario. Su papel actual era más de asesora de Trump que de mensajera de sus políticas. “He amado todos los minutos, incluso los minutos más duros”, dijo Huckabee Sanders en un acto en la Casa Blanca, minutos después del anuncio.
“Ha sido el honor de mi vida, la oportunidad de mi vida”, añadió, prometiendo serle “leal” a Trump y deseando que su mandato se extienda más allá de 2020. En el mismo acto, el mandatario la definió como una “guerrera”, una mujer “dura, pero con un gran corazón”.
La conexión entre ambos, surgida en parte por la relación especial entre el presidente y su exrival electoral y exgobernador de Arkansas, Mike Huckabee, hizo que Trump lanzara su deseo de que la futura exvocera se presente a la gobernación de Arkansas; no habrá elecciones para ese cargo hasta noviembre de 2022. “Sería fantástica [en ese puesto]”, auguró. La salida de Huckabee Sanders es la enésima en un puesto de vocero realmente volcánico.
Llegó como sustituta del también controversial Sean Spicer, emmarañado también en la sombra de la mentira y la defensa a ultranza del presidente al punto de falsear la realidad. Es además un ejemplo más de la volatilidad de la administración Trump, especialmente en su ámbito de comunicación. Desde su llegada al poder, el presidente ha tenido cinco directores de comunicación, puesto que al día de hoy está vacante.