Miami.— “Se le rompe el trampolín a Donald Trump”. Así describe el analista Hernán Molina los resultados que tuvieron los republicanos sobre los demócratas durante las pasadas elecciones de medio término en Estados Unidos. “Se esperaba que fuera una diferencia mucho más amplia, encabezada especialmente en las áreas donde sus bases son más representativas y que ganaran más espacios varios de sus seguidores”, indica el experto.
El analista subraya que, por ejemplo, rumbo al Congreso estadounidense, el famoso Dr. Mehmet Oz, ampliamente difundido como seguidor de Donald Trump, perdió frente al demócrata John Fetterman.
“No fue un gran día para Trump y los republicanos alineados con él [el pasado 8 de noviembre]. Hubo muchas falsas narrativas que hoy se pueden ver con claridad”, comenta Molina; “y en contraparte, Joe Biden no quedó debilitado como muchos estadounidenses pensaban que iba a suceder”.
Trump había pronunciado un discurso eufórico el pasado martes desde su mansión en Florida, donde se hizo rodear de asesores y ex- asesores en medio de una fiesta que organizó en Mar-a-Lago para “celebrar la marea republicana”, todo “con evidentes aspiraciones presidenciales”, dice el analista.
Un día antes encabezó un mitin de casi dos horas, ante una multitud que esperaba, porque así lo habían anticipado republicanos, que lanzara su candidatura. El objetivo era, según esto, impulsar más a los republicanos de cara a las elecciones de medio término. Pero Molina coincide con otras voces que señalan que “sus asesores lo convencieron de que esperara”.
Ahora, Trump afirma que hará “un gran anuncio” el 15 de noviembre en Mar-a-Lago. Probablemente esperaba confirmar su candidatura con el respaldo de un triunfo republicano que él aseguraba sería obra suya.
¿Buena idea?
Pero si antes había dudas, hoy hay todavía más acerca de si es buena idea que el exmandatario se convierta en candidato republicano. “Anoche [el martes] tuvimos la mejor señal de que Donald Trump no debe ser el candidato republicano rumbo a 2024”, declara la exvocera de prensa durante el mandato de Trump en la Casa Blanca, Sarah Matthews.
Se dice sorprendida por el hecho de que a pesar de la inflación rampante que se vive en la Unión Americana, la impopularidad de Biden, la crisis fronteriza y el incremento de la delincuencia, el Partido Republicano no haya arrasado. “La calidad de los candidatos sí importa”, agrega Ma- tthews; “los candidatos de Trump no estuvieron a la altura. Trump claramente ya no es un competidor nacional”. De acuerdo con sondeos a boca de casilla, el expresidente no es muy bien visto entre los republicanos, donde tiene 39% de aceptación y 58% lo ve de modo desfavorable, aunque las encuestas que ha mostrado él, sin decir de dónde salen, le dan hasta 71% de preferencias.
Las elecciones dejaron claro que millones de estadounidenses están cansados de la división que ha sembrado el cansado argumento —sin pruebas— de un fraude en 2020, y no se quieren arriesgar a un asalto al Capitolio versión 2025. Otro tema clave en la elección fue el aborto; la gente salió a votar por los candidatos defensores del derecho a la interrupción del embarazo y, en ese sentido, Trump y los republicanos llevan las de perder. Los candidatos republicanos perdieron en esos estados.
“Los respondones”
Trump esperaba atribuirse la “gloria” de un triunfo republicano y aprovechar la ola para anunciar su candidatura con fanfarrias, como el salvador del partido que cree ser. No sólo no será así. “Ahora ya le salieron republicanos respondones que también quieren estar en la boleta presidencial”, subraya Hernán Molina.
El más peligroso, por ahora, es el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien venció al exgobernador demócrata Charlie Crist con más de 20 puntos de diferencia. DeSantis, dice Molina, “ha acumulado la suficiente presencia nacional para querer ir a competir por la presidencia”.
Pese a las advertencias de Trump de que no es una buena idea, DeSantis dejó en claro que no va a desperdiciar su estrella en ascenso. “Esta lucha apenas empieza”, adelantó. En su discurso del martes, Trump evitó siquiera mencionar el nombre del gobernador. Mucho menos lo felicitó.
Más trabas
A Trump lo persiguen, además, diversas demandas y denuncias, administrativas y penales, lo que pone en jaque sus aspiraciones.
La investigación por la vía civil sobre sus declaraciones de impuestos, la pesquisa del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) sobre los documentos gubernamentales, muchos de ellos clasificados y secretos, encontrados en su mansión de Florida; el asalto al Capitolio en enero de 2020, demandas contra sus negocios, denuncias de mujeres que aseguran haber sido acosadas o difamadas. Todo un coctel que podría terminar con él en el banquillo de los acusados o, como mínimo, con su fuerza política y personal quebrantada.
La sorpresa de Biden
En el otro lado del espectro, Trump pensaba que, anunciada su candidatura, el resto era pan comido, porque veía en el bando demócrata a un presidente Joe Biden debilitado y pensaba aprovechar esa ventaja a su favor.
Sin embargo, la sorpresa de la elección fue que Biden quedó lejos de recibir el “castigo” que Trump, los republicanos e incluso la prensa anticipaban. Al parecer, los votantes acudieron a las urnas sí, con la inflación y la situación económica en mente, pero sin culpar del todo al mandatario, y conscientes de que los republicanos sí son, en cambio, responsables de lo que está pasando en el país en temas como el aborto.
“Aun con las derrotas que puedan contarse en estas elecciones sobre los demócratas, el presidente Biden ganó terreno a favor de su partido”.
A pesar de ello, muchas voces, incluso demócratas, están pidiendo que Biden no vaya a la reelección en 2024. De intentarlo y ganar, llegaría con 81 años; sus cada vez más frecuentes traspiés al hablar generan muchas dudas y para muchos, sería preferible un candidato más joven que pueda hacer frente al desafío republicano. “Ahí es donde entra la figura de Gavin Newsom [gobernador de California], pero hay que ver cuál es la postura de Biden”, dice Molina. El mandatario confirmó el miércoles que su intención es ir por la reelección, pero dejó una puerta abierta a reconsiderar. “Aún hay tiempo”, considera el analista.
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