Mientras cientos de mexicanos buscan salir de Israel, Mariana Salas y Aldo Guzmán decidieron quedarse al lado de sus familias. “Nos quedamos por amor”.
Mariana, originaria de Saltillo, Coahuila, lleva 10 años viviendo en Israel. Tiene dos hijos con su esposo y sobre la posibilidad de salir del país, dice a EL UNIVERSAL que no podría dejar allí a su marido.
"De la embajada mandaron para que te inscribas, pero pues no. No puedo dejarlo. Debatimos quién se va y por qué. Yo no lo dejo". La mexicana, que trabaja en una empresa de ciberseguridad describe que "mi cuñada se va el viernes", pero "yo me voy a esperar. Mi esposo dice: 'Me quedo', y así estamos muchas mexicanas".
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Argumenta que su marido no se puede ir, porque no puede dejar Israel en estos momentos tan difíciles, tras el ataque de la organización islamista Hamas. "Es el país de mi esposo, no se siente con la moral de irse". Él trabaja en el aeropuerto y se da cuenta de “cómo están sacando gente”.
La connacional, de 36 años y que vive en Tel Aviv, habla de la situación de muchas familias, que tienen parientes en el frente: "De pronto (...) no te pueden contestar el teléfono y es que luego ni ellos (los reservistas) saben dónde están, por cuestiones de seguridad". Remarca que es "duro, todos tenemos un primo, amigo, conocido", en el ejército.
Mariana cuenta cómo es estos días estar en Tel Aviv. "Los restaurantes están cerrados", porque “los chicos, los meseros, están desplegados".
Entonces piensa en sus hijos. "Veo las bajas de los soldados israelíes y son de soldados, son niños, 19, 20, 22 años, pocos de 30, 32. Pensar que mis hijos, que en un futuro pueden ir a luchar a una guerra, que puedan estar en esas listas, te pega", dice.
La coahuilense detalla que de sus hijos, “el mayor tiene 5 años, y luego le pregunto: ‘¿Por qué crees que corremos a escondernos?’ 'No sé", me responde. Quiero mantenerlo inocente”.
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Sobre la guerra, agrega que "todo es una locura, se escuchan los helicópteros, todo el país está en shock, está impactado, es muy diferente a otras ocasiones".
Mariana admite que en medio de todo lo que está pasando, “ya no confías en la gente. Te da miedo, no vaya a ser uno de ellos”. Describe que salen poco, para lo básico. De su trabajo, agradece que “mi oficina ha sido flexible”.
Explica que el fin de semana escucharon la alarma. “Por lo general lanzan misiles, pero en el momento que vi las noticias, cuando vi que habían entrado a Israel, dije: 'Esto está mal'.
"Se supone que tenemos ejército, tenemos una valla, derribaron la valla". Recuerda que hace años los llevaron a conocer esa seguridad, cuando fue a estudiar y "nos llevaron a conocer todo lo del Ejército".
Indica que "tenemos un problema con el gobierno, quizá dio paso a la inestabilidad".
Lamenta que “hay mucha gente secuestrada en Gaza. Entraron, secuestraron y se los llevaron a Gaza. Es una masacre”.
Se cuestiona por qué Hamas actuó en este preciso momento. “Como si estuvieran respaldados”, y con mucho armamento. Que pudieran ingresar a Israel de esta manera demuestra, considera, que “hasta el más fuerte tiene su punto débil". Además de miedo, señala que “la gente “está enojada y le reclama al gobierno", que esto haya podido ocurrir.
Al igual que Mariana, Aldo decidió quedarse junto a su esposa y su bebé en Israel. Con cuatro años viviendo en el país, el mexicano dice a este diario que su esposa tiene familia en suelo israelí.
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Salir es complicado. “Ella tiene sus padres, su mamá es una persona mayor y pues para ella no es tan fácil decir: ´Me voy a México´”, detalla.
Aldo vivía en la Ciudad de México y actualmente trabaja para una empresa de tecnología en Israel, aunque en este momento labora de manera virtual.
No es la primera vez que le toca ver un conflicto en Israel. Ya lo vivió hace dos años, pero no como ahora, con incursiones por cielo, mar y tierra por parte de Hamas.
Aldo comenta que viajó a Israel pensando en vivir temporalmente en el país. Luego conoció a su esposa y empezaron a salir. Cuando la visa de él estaba por expirar, “ella me dijo que nos registráramos como unión de pareja ante el Ministerio del Interior para buscar mi residencia y así me quedé, nos registramos un mes después y nos casamos a los seis meses”.
Aunque se queda por amor, Aldo tiene listo el plan B de regresar a México en caso de que la situación empeore. Sabe que será recibido con los brazos abiertos en la Ciudad de México.
A sabiendas del miedo que viven algunos mexicanos que se encontraban de paso en Israel cuando comenzó el conflicto y ahora buscan regresar a México, Aldo brinda apoyo a través de la red social X, antes Twitter.
Algunos consejos que da Aldo a los mexicanos es seguir los protocolos de seguridad; también continuar con las instrucciones que da la embajada y al sonar la alarma deben ir a los refugios. “Es muy importante que si están en un hotel o en una zona turística sepan dónde están” esos refugios, indica.