San José.— El presidente de Ecuador, el derechista Daniel Noboa, apareció feliz y sonriente luego de que el pueblo ecuatoriano aprobó anteayer en las urnas sus planes para atacar el acelerado deterioro de la seguridad interna, pero a sabiendas de que lo que recibió fue una contundente orden popular para resolver ya, sin atrasos ni pretextos, la crisis generalizada de violencia por la penetración incesante del crimen organizado transnacional.
Noboa salió derrotado en dos de las 11 preguntas. Las fuerzas opositoras a ambas acusaron que una habría mermado los derechos laborales y la otra, autorizado a Ecuador a sacar sus pleitos con firmas extranjeras de tribunales locales y someterlos a un arbitraje foráneo.
“La victoria es de Ecuador, es de la gente. Estamos cansados de tanta delincuencia y de la impunidad y la corrupción”, afirmó el legislador Ramiro Vela, miembro de la Asamblea Nacional (Congreso unicameral) por la derechista y gobernante Acción Democrática Nacional (ADN).
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“El país se decidió por más seguridad, aumento de penas, mantener a los delincuentes cumpliendo las penas impuestas, por la extradición [de ecuatorianos]. Son de vital importancia.
“Siempre será mejor que el país se haya decidido por más seguridad y por el involucramiento de los militares [en seguridad]”, dijo Vela a EL UNIVERSAL.
“El presidente tiene que enviarnos los cambios que se van a dar en la reforma [de la legislación] penal [aprobados anteayer] y tendremos 60 días para aplicarlos”, describió el legislador.
Tras subrayar que fue una “lástima” que los ecuatorianos rechazaran los cambios laborales y de arbitrajes externos, adujo que “el trabajo por horas posibilitaba que muchos jóvenes hoy sin trabajo habrían optado por trabajos parciales por horas. Pero hubo una campaña terrible y millonaria de desinformación para desvincular a las personas de la realidad”.
En el extremo opuesto, la asambleísta Paola Cabezas, de la izquierdista y opositora Revolución Ciudadana (RC), advirtió anteayer en su cuenta de X (antes Twitter) que “la gente ya no aguanta más. La seguridad es un tema que [Noboa] lo tiene que resolver, ya al menos en los pocos meses [13] que le quedan de gobierno.
“Si hace un mes decían que Noboa era el presidente más popular de la región, hoy [anteayer] saca un resultado pírrico en una consulta popular que propuso él”, mientras que las dos preguntas rechazadas “eran medulares” y su “apoyo mayoritario” sí habría variado “el panorama”, planteó.
Como partido del prófugo expresidente izquierdista ecuatoriano Rafael Correa (2007—2017), condenado en 2020 a ocho años de prisión por cohecho y quien está en Bélgica en asilo diplomático, RC se afianzó como principal fuerza opositora parlamentaria.
Al insistir en que en seguridad “sencillamente” todos “estamos de acuerdo”, Cabezas recalcó que Noboa “debe escuchar” al pueblo que “le está diciendo claramente (…) no [a la] precarización laboral” ni a “permitir que a Ecuador se le siga faltando al respeto” y, como país soberano, “sus divergencias las tiene que resolver aquí” al desechar el arbitraje.
Para la socióloga, experta en derechos humanos, científica social e internacionalista ecuatoriana Johanna Espín, docente de la Escuela de Seguridad y Defensa del (estatal) Instituto de Altos Estudios Nacionales, de Quito, “lo que se esperaría es ver acciones enfocadas en implementar estos temas en los que ha habido apoyo mayoritario [en las urnas]”.
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“Llegar al siguiente paso. Pensar en la forma de hacerlo”, declaró Espín a este diario.
Ecuador vivó anteayer una etapa política crucial para sus 18 millones de habitantes. Unos 13 millones de ciudadanos fueron convocados a contestar Sí o No a 11 preguntas sobre extraditar a ecuatorianos, fin de dominio de bienes criminales, trabajo militar y penitenciario, ley penal, armas, municiones, explosivos, migración, casinos, salas de juego, arbitraje externo y reforma laboral.
Sin ser luz verde total, por la pérdida en dos de las 11, la victoria del Sí en las nueve confirió a Noboa un poder para un momento clave de Ecuador. Asediado por la imparable violencia criminal, Noboa decretó el 9 de enero de este año el estado de “conflicto armado interno” para combatir a 22 organizaciones delincuenciales “terroristas”.
Ecuador emergió en el siglo XXI como una prioritaria base del contrabando mundial de drogas (en especial cocaína) a Centroamérica, México, Estados Unidos, Europa, Asia, África y Oceanía. El escenario surgió de una ofensiva de los principales cárteles de México, como el De Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, y de las mafias de Colombia, Albania y los Balcanes en asocio con bandas ecuatorianas.
Noboa llegó a las urnas con su popularidad en uno de sus picos más altos desde que, en noviembre anterior, asumió como presidente de transición.
El respaldo creció luego de que, el 5 de este mes, Noboa ordenó una invasión policial a la embajada mexicana en Quito para sacar y capturar al exvicepresidente izquierdista ecuatoriano Jorge Glas, por lo que México rompió nexos diplomáticos con Ecuador.
Glas entró a la embajada en diciembre pasado en una pugna por sentencias pendientes por corrupción; recibió asilo de México este mes y Ecuador se opuso.
Con mandato de transición, Noboa cumplirá hoy el quinto de sus 18 meses, que completará en mayo de 2025 al cerrar el cuatrienio del centroderechista Guillermo Laso, que dimitió en mayo de 2023 tras dos años de ejercicio.
En comicios anticipados, Noboa ganó en dos rondas el año pasado y podría reelegirse en las contiendes de 2025.