BANGKOK.- En la oscuridad de la noche, el bombero tailandés Pinyo Pukpinyo se acerca sigilosamente a una pitón enrollada alrededor de las vigas de una casa en Bangkok, y rápidamente le agarra la cabeza con sus manos descubiertas.
"Necesito permanecer quieto y tranquilo", dice el hombre de 50 años, mientras tira de la gruesa serpiente de casi cinco metros de largo desde el techo y la mete en un saco de arroz.
"Esta serpiente es muy fuerte. Si hago un movimiento incorrecto, podría morderme porque tiene colmillos muy afilados", agregó. "No te recomiendo que hagas esto porque es peligroso".
La familia que vive en la casa mira con asombro desde lejos, grabando el espectáculo con un celular.
"Estoy realmente impresionado con sus habilidades, cómo puede atrapar a una serpiente tanto tiempo con sus propias manos y meterla en un saco tan pequeño", dijo el propietario de la vivienda, Janpen Jarudecha, de 60 años, visiblemente aliviado cuando el animal salió de su escondite.
Las serpientes se esconden en muchos hogares en la capital tailandesa y entran en jardines o baños durante la temporada de lluvias en busca de comida.
En 2018, funcionarios de prevención de desastres dijeron que recibieron 37.000 informes de personas que dicen haber visto serpientes en sus hogares en Bangkok.
Los bomberos de la capital pasan más tiempo atrapando serpientes que apagando incendios y más de 100 de estos reptiles se han avistado diariamente en las viviendas en los últimos meses, en comparación con solo uno o dos siniestros, según datos del departamento de bomberos y rescate de la ciudad.
Pukpinyo ha atrapado alrededor de 10.000 serpientes durante los 16 años en que ha realizado esta peligrosa tarea. La estación de bomberos del noreste de Bangkok, donde trabaja, recibe más de 3.000 llamadas telefónicas al año en busca de ayuda para combatir a estos animales.
Pukpinyo dice que atrapa hasta 800 serpientes cada año, alrededor del 70% pitones no venenosas, mientras que el resto son cobras y otras serpientes venenosas. Los reptiles venenosos son llevados a un instituto especializado que extrae el veneno del animal para hacer un antídoto.
En su tiempo libre en la estación de bomberos, Pukpinyo cuida a las serpientes capturadas y saca cobras de sus jaulas para alimentarlas. También imparte clases sobre cómo manejar serpientes de manera segura.
Como bombero, Pukpinyo dice que a menudo lidia con la pérdida, pero su talento para atrapar serpientes le da consuelo.
"Este trabajo me hace sentir como un superhéroe", explica. "Estoy cuidando a personas que están en peligro y que necesitan ayuda, lo que me hace feliz".