Recientemente Guatemala eligió a su nuevo presidente, Alejandro Giammattei, tras una campaña donde uno de los temas centrales fue una decisión del actual presidente.
El gobierno de Jimmy Morales firmó con Estados Unidos un acuerdo para recibir en territorio guatemalteco a los migrantes de Honduras y El Salvador que pidan asilo en el país norteamericano.
Se trata de un convenio que en los hechos convierte a Guatemala en un tercer país seguro, una figura internacional para albergar a quienes buscan refugio humanitario.
Muchos rechazaron el convenio. El país, argumentan, no tiene capacidad para albergar a los miles de centroamericanos que cada año emprenden el viaje a suelo estadounidense.
Y entre los críticos estaba el entonces candidato presidencial Alejandro Giammattei.
"Nos opusimos al acuerdo", le dijo en su momento a BBC Mundo.
"Ese hecho demuestra la poca transparencia de este gobierno. Los candidatos no fuimos consultados, mucho menos informados", se quejó entonces.
Ya como presidente electo, sin embargo, Giammattei sostuvo una reunión con el presidente Morales en la que conoció más detalles del pacto.
E inmediatamente después del encuentro le dijo a BBC Mundo que el acuerdo migratorio es un hecho "y tendremos que solventarlo".
Aunque también advirtió que si fuera necesario -es decir, si el acuerdo termina perjudicando los intereses de Guatemala- "en último caso lo damos por finalizado".
A continuación parte de la conversación telefónica sostenida BBC Mundo al salir del encuentro con el presidente Jimmy Morales.
¿Guatemala tiene condiciones para ser un "tercer país seguro" como demanda el presidente Donald Trump?
Podemos quitar la frase "tercer país seguro", porque el acuerdo va a concretarse única y exclusivamente a ciudadanos de El Salvador y Honduras.
Es un gran paso para reducir las posibilidades de carga que implicaría para el país.
(Todavía) no tenemos el acuerdo ni sus apéndices, (pero) el presidente Morales ordenó a la canciller Sandra Jovel que nos de toda la información.
Si ocurre es un paso muy positivo, nos daría el chance de prever lo que se viene y de algún tipo de intervención o negociación con el gobierno de Estados Unidos.
Pero ¿cree que Guatemala tiene condiciones para albergar sólo a los migrantes de El Salvador y Honduras?
Es que la carga no sería para el gobierno de Guatemala. Estaría a cargo de los fondos que Estados Unidos otorgaría a ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados).
También de los fondos que se trasladarían a la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), que tendría a su cargo el mantenimiento de las personas que busquen asilo.
¿Le parece bien que un presidente de Guatemala haya firmado un acuerdo migratorio como el que hereda su próximo gobierno?
Hubiera preferido que se esperaran para que lo evaluáramos como gobierno entrante.
Lógicamente hubiera querido ser el que lo negoció, probablemente lo hubiéramos hecho bajo otros términos. Pero es un hecho, está en camino y vamos a tratar de solventarlo.
Hay una ventaja, ese acuerdo puede darse por cancelado en cualquier momento.
Con solo un simple cruce de cartas se puede dar por terminado por cualquiera de las dos partes sin caer en responsabilidades.
Los acuerdos están firmados. Cancelarlos implica responsabilidades de su gobierno
Está firmado un acuerdo y llevan firmados dos de los cinco o seis apéndices del convenio. Hacen falta tres o cuatro más para firmar.
Lástima que este proceso no se dio después de la segunda vuelta electoral, hubiera sido más fácil para nosotros.
No fue así y tendremos que ver cómo lo solventamos, o en último caso cómo lo vamos a enfrentar o darlo por finalizado, si fuera el caso y estuviera en contra de los intereses del país.
¿Está usted dispuesto a llegar a ese punto, a cancelar el acuerdo si no le conviene a Guatemala?
Es parte de la evaluación haremos como gobierno. Es algo que tenemos que hacer, es una responsabilidad que tendremos que asumir en dado caso que veamos que no es lo que le conviene al país.
Antes de que el gobierno de Guatemala firmara el polémico acuerdo migratorio, el presidente estadounidense Donald Trump había amenazado con imponer aranceles a las importaciones de ese país si no aceptaba el convenio.
También amenazó con imponer impuestos a las remesas que los 1.5 millones de guatemaltecos residentes en Estados Unidos envían a Guatemala.
Fue para evitar las sanciones que el presidente Jimmy Morales aceptó el acuerdo, coinciden analistas.
Ahora Alejandro Giammattei dice que revisará el convenio. Pero si decide cancelarlo, podría reactivar la amenaza de los aranceles estadounidenses.
¿Cómo piensa enfrentar ese dilema?
Se nos van a abrir posibilidades de una negociación con el gobierno de Estados Unidos, que esperamos tenga la receptividad necesaria para que si nosotros vemos que los intereses del país se ven afectados más allá de lo que lógica permite, haríamos las propuestas de modificaciones a ese acuerdo.
Eso puede implicar la aplicación de aranceles...
Espero que el presidente Trump abra el diálogo con el nuevo gobierno. Tenemos que entrar de lleno a las causas estructurales de la migración y no a las causas coyunturales.
Cada año miles de personas abandonan Guatemala para viajar a Estados Unidos. ¿Qué va a hacer su gobierno para que la gente se quede?
Vamos a emprender el desarrollo rural, el fomento a la agroindustria y el aumento en las exportaciones; asociar a los campesinos para ofrecerles salir adelante con prácticas agrícolas.
No soy Harry Pottter, no tengo varita mágica eso no existe.
Pero muchos presidentes han propuesto casi lo mismo y las personas siguen huyendo de Guatemala…
Le pediría que me dijeran quiénes, porque lo que nosotros hemos planteado no lo ha propuesto nadie.
El plan de nosotros va encaminado a recuperar el tiempo perdido en lo que se ha dejado de hacer.
Algunos dicen que a los gobiernos de la región parece convenirles que la gente emigre y envíe remesas. ¿Es el caso de Guatemala?
No tiene sentido que miremos al ser humano como un objeto de riqueza cuando es sujeto de desarrollo.
Decirle a la gente ándate para que me mandés tus dólares es un insulto a la inteligencia humana.
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