Santiago.— El presidente Sebastián Piñera reconoció ayer que la policía de Chile incumplió protocolos de uso de la fuerza y que la justicia determinará si violaron los derechos humanos, mientras Amnistía Internacional (AI) denunció una “política deliberada” para castigar a manifestantes durante las protestas que no cesan.
El mandatario reconoció que en algunos casos no se cumplieron las reglas establecidas en los protocolos creados en su primer gobierno (2010-2014), revisados y aprobados por organismos de derechos humanos en marzo pasado.
“Si no se cumplieron esos protocolos, y yo creo que es posible que en algunos casos no se cumplieron, eso va a ser investigado por la fiscalía y va a ser sancionado por los tribunales de justicia”, dijo Piñera en un encuentro con periodistas de medios extranjeros.
Las protestas estallaron el 18 de octubre y se saldan con 22 muertos. El Instituto Nacional de Derechos Humanos reporta unos 2 mil heridos, mientras que organizaciones afirman que más de 280 personas sufrieron daño ocular severo por disparos de perdigones.
Piñera habló después que se hiciera público un reporte de AI que denunció que las fuerzas de seguridad chilenas están cometiendo “ataques generalizados” y usando la fuerza “de manera innecesaria y excesiva” para castigar a los manifestantes. El gobierno chileno “rechaza categóricamente” el informe de la organización internacional, declaró en rueda de prensa la subsecretaria de Derechos Humanos, Lorena Recabarren, asegurando que el reporte de AI. La policía chilena indicóque no tuvo “intención de dañar”, a las personas.
En tanto, las protestas en Santiago se han mantenido. Manifestantes saquearon e incendiaron locales de un centro comercial en Santiago, mientras que en Valparaíso (centro) y Antofagasta (norte) también se produjeron violentos disturbios.
Las protestas también se registraron en Plaza Italia, en el centro de Santiago, donde miles de personas se reúnen casi a diario para manifestarse. Decenas de encapuchados se enfrentaron en la jornada con la policía que los reprimió con gran cantidad de gas lacrimógeno y carros lanza-agua. Las manifestaciones se extienden por más de un mes en Chile.