San José.— “La masacre del perejil” tiñó de rojo en octubre de 1937 al río Masacre— dramática y vilmente así bautizado por un pleito colonial de España y Francia— y ensangrentó a Haití y a República Dominicana.
La matanza exacerbó odios en una campaña militar de exterminio y persecución de haitianos en suelo dominicano, con el lanzamiento de cadáveres al río que define la parte norte del límite terrestre de 376 kilómetros de ambos países, y resonó en 2021, casi 84 años después, por otro plan antiinmigrante de República Dominicana hacia Haití.
Ante la eterna tensión Puerto Príncipe-Santo Domingo, el presidente dominicano, Luis Abinader, anunció que edificará una verja o valla perimetral en la frontera— doble en sitios conflictivos y sencilla en el resto— para bloquear el ingreso ilegal de haitianos al lado este de la isla La Española, compartida por las dos naciones en el mar Caribe.
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La iniciativa remitió al asesinato de 9 mil a 20 mil haitianos ejecutada en 1937 por tropas del dictador y generalísimo dominicano Rafael Leónidas Trujillo, asesinado en 1961 tras gobernar desde 1930. El nombre de perejil surgió por una táctica de los soldados dominicanos para detectar a haitianos, porque las poblaciones de los dos países son en su mayoría negras y mulatas. Por su particular fonética en creole de origen francés, los haitianos fueron fácilmente localizados en suelo dominicano al pronunciar perejil.
La muerte de haitianos en una cacería en ciudades y pueblos dominicanos emergió como factor emblemático de los líos bilaterales y el proyecto de tener un cerco, que empezará en el segundo semestre de 2021, atizó la pugna. “En un plazo de dos años, queremos poner fin a los graves problemas de inmigración ilegal, narcotráfico y tránsito de vehículos robados que padecemos desde hace años y lograr la protección de nuestra integridad territorial que llevamos buscando desde nuestra independencia [de Haití en 1844]”, detalló Abinader.
En su primer mensaje ante el Congreso Nacional desde que asumió el 16 de agosto de 2020 para un cuatrienio, Abinader garantizó el 28 de febrero que mantendrá “relaciones de mutuo beneficio con Haití”. En una iniciativa que incluirá sensores de movimiento, cámaras de reconocimiento facial, radares y sistemas de rayos infrarrojos, un objetivo serán las haitianas embarazadas, para impedirles ingresar ilegalmente a parir en hospitales públicos dominicanos.
Datos oficiales mostraron que 30% de los partos en esos centros son de haitianas y que en áreas fronterizas es 60%. La mayoría labora sin visa y como migrante irregular en República Dominicana, que acoge como mano de obra barata en agricultura, construcción y otros rubros a cientos de miles de haitianos. El gobierno dominicano exhortó a la comunidad internacional construir hospitales en Haití para resolver la controversia.
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La valla agravaría la “corrupción y delincuencia organizada transnacional”, advirtieron 169 organizaciones no estatales y personalidades de Europa, África y América, incluido México. “La verja es inaceptable en nuestra región” y generaría desinformación y xenofobia, alertaron en una carta a Abinader al instarlo a suspender su pretensión.
“Las medidas estrictamente ancladas en el paradigma de la ‘seguridad nacional’ y carentes del enfoque de derechos, tal como la construcción de muros, generan y/o agudizan los problemas relacionados con las migraciones, en contravía de aportar soluciones reales, respetuosas, justas y dignas”, denunciaron.
La cerca propiciaría el aumento del tráfico ilegal de migrantes y de la trata de personas, “porque cruzar la frontera se volverá más difícil”, exacerbaría la discriminación a dominicanos de origen haitiano, incrementaría la pobreza de familias que dependen de laborar en República Dominicana, y legitimaría los “discursos de odio” y la violencia” de grupos nacionalistas e incluso extremistas”, alertaron.
En una declaración que emitieron el 10 de enero en un sector limítrofe, Abinader y el presidente de Haití, Jovenel Moïse, acordaron reforzar la seguridad y la cooperación mutua “en caso de que se construyan controles físicos o tecnológicos en todo el borde terrestre de la frontera”.
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El muro de Abinader tuvo conocimiento previo de Moïse, porque los dos aprobaron ese día “tomar las medidas apropiadas, cada país en su propio territorio, para desplegar tecnologías de vanguardia que faciliten eliminar el flujo migratorio irregular, el tráfico y la trata de personas, el flujo de armas, el narcotráfico y el robo de ganado, entre otras actividades ilícitas”.
Para el dominicano José Polanco, mayor general en retiro y exjefe de la Policía Nacional de República Dominicana, una profunda amenaza a la integridad de su país es la migración ilegal sin control “desde la parte oeste de la isla”.