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Buenos Aires.— El expresidente de Bolivia Evo Morales llegó ayer a Argentina y pidió ser acogido como refugiado, algo que el gobierno del peronista Alberto Fernández aceptará al considerarlo un “perseguido”, pero con la condición de que no haga declaraciones políticas desde el país.
Apenas dos días después de que asumiera Fernández como jefe de Estado, el exmandatario boliviano arribó al aeropuerto de la localidad bonaerense de Ezeiza.
“Hace un mes llegué a México, país hermano que nos salvó la vida, estaba triste y destrozado. Ahora arribé a Argentina, para seguir luchando por los más humildes y para unir a la #PatriaGrande”, escribió Morales en Twitter.
Añadió que se siente “fuerte y animado” y mostró su “eterno agradecimiento” al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador: “Me sentí como en casa junto a las hermanas y hermanos mexicanos durante un mes”, agregó el líder indígena, cuyos hijos, Eva Liz y Álvaro, están desde noviembre viviendo en el país sudamericano.
El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, difundió que habló con Morales. Expuso, que el boliviano agradeció a México. Evo Morales pasó casi un mes asilado en México y unos días en Cuba, luego de renunciar a la presidencia en Bolivia en medio de una crisis institucional por unas elecciones denunciadas por fraude.
Condición. El nuevo canciller argentino, Felipe Solá, fue el encargado de, en diversas entrevistas, explicar los pormenores del arribo del exmandatario boliviano, quien llegó acompañado de quien fuera ministra de Salud, Gabriela Montaño. Según especificó, junto a su excanciller Diego Pary, el exembajador de Bolivia en las Naciones Unidas Sacha Llorenti y el exvicepresidente Álvaro García Linera, que arribará el viernes, habían solicitado asilo para entrar en el país, aunque los recién llegados tramitaron ya el pedido de refugio, que es diferente.
“Para pedir condición de refugiado hay que estar en Argentina. La condición de asilado se la di yo para que pudieran entrar en Argentina sin encontrarse con sorpresas, [como] una alerta amarilla [de detención], esas cosas que aparecen de algún juez en algún momento”, afirmó Solá en declaraciones a radio El Destape.
Solá reiteró que el exmandatario será “libre de moverse” durante su estancia en Argentina y defendió la situación de refugio.
Pero el canciller advirtió que el Ejecutivo argentino no quiere que Morales ni el resto de su equipo “usen” Argentina para hacer política y hagan “declaraciones públicas” de campaña.
“Se podrán ver con quien quieran, pero no podrán públicamente opinar ni generarle algún problema a Argentina en este sentido. Es un compromiso político, no lo dice la ley”, aclaró.
La Comisión Nacional para los Refugiados, dependiente del Ministerio del Interior, deberá determinar si acepta dar ese estatus, aunque el ministro adelantó que será aceptado y que “desde el momento que se pide”, quedarán liberados de “cualquier posibilidad de extradición”.
Tanto Morales como Montaño firmaron la petición correspondiente al llegar al aeropuerto de Ezeiza. De la llegada de Morales apenas trascendieron pocas imágenes. Ninguna fuente especificó a dónde se dirigió el exmandatario. Morales había viajado la semana pasada a Cuba para una consulta médica, según habían informado fuentes diplomáticas.