.- Poco antes de las 23:00 horas, las autoridades británicas dieron el anuncio: no más personas en la fila para despedir a la . Desanimados, quienes no alcanzaron a formarse regresaron, algunos, a sus casas. Otros se acomodaron en las avenidas donde una multitud montó casas de campaña, a la espera de la procesión fúnebre de este lunes .

Los que alcanzaron la fila estaban decididos a pasar la noche y el frío, con tal de entrar al Westminster Hall , donde está el ataúd de la monarca desde el miércoles pasado.

La fila parece interminable. Pero la consigna es unánime: “ No me voy hasta no ver a la reina ”.

Policías y voluntarios se acercan a la marea humana. Algunos llevan cobijas, otros chamarras gruesas. El frío golpea duro, con temperaturas de 13 grados para abajo. Periódicos, plásticos, cualquier cosa es buena.

Los voluntarios ofrecen pan, café, galletas y, siendo Londres, no podía faltar el té con leche. Todo son muestras de solidaridad y generosidad con quienes pasarán todavía horas en la intemperie, antes de entrar al salón del Parlamento por unos instantes, nada más.

Entre los formados está la colombiana María del Socorro, esperanzada de poder despedirse de la reina.

El tiempo se pasa rápido. La gente se siente en confianza, como si se conocieran desde siempre. La plática hace más amena la espera.

Alguno que otro se para, hace un poco de ejercicio, para evitar que se le entuman los pies.

Hay jóvenes, hay adultos mayores. “Buenos días, ya falta menos”, dice en la madrugada la policía que pasa a ver si algo hace falta, que todo esté bien.

También son pocas horas las que faltan para que, en punto de las 10:44 de este lunes, el féretro con el cuerpo de la reina Isabel II salga en procesión hacia la Abadía de Westminster, donde habrá un servicio religioso con la asistencia de cientos de dignatarios, incluyendo el presidente estadounidense , el líder de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg , o la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen .

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Londres no duerme. Quienes no esperan en la fila para entrar al Parlamento lo hacen para esperar la procesión de mañana. “Que haya buen clima”, esperan, en una ciudad acostumbrada a la lluvia, al cielo nublado.

Faltan pocas horas para que todo termine, para que la reina descanse en la que será su última morada, la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, al lado de su esposo, el príncipe Felipe.

Luego empezará realmente la era de . Pero hoy, todavía, es el momento de Isabel II.

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