Al cumplirse hoy 30 años de la invasión armada de Estados Unidos a Panamá, con la excusa de violentar la soberanía panameña para derrocar al régimen narcotraficante del general Manuel Antonio Noriega e instalar una democracia, América enfrenta otro dilema: el presidente Donald Trump ya alertó que la opción de la intervención militar en Venezuela está sobre la mesa para resolver la crisis del país sudamericano.

Por orden del entonces presidente de EU, George Bush, 26 mil efectivos militares estadounidenses cruzaron en el primer minuto del 20 de diciembre de 1989 a territorio panameño procedentes de sus bases en el área aledaña al Canal de Panamá y de las unidades bélicas en su territorio. “Ese no era el camino”, afirmó el abogado y político panameño Miguel Antonio Bernal, catedrático de Derecho Constitucional de la (estatal) Universidad de Panamá. “Nos correspondía a los panameños la obligación de acabar con la narcodictadura militar de Noriega”, lamentó este opositor al general y al aparato castrense que, por golpe de Estado, tomó el poder en Panamá en 1968 al mando de Omar Torrijos, un general que murió en 1981.

“Como no fue así, los estadounidenses se llevaron a Alí Babá y nos dejaron a los 40 ladrones que ya son 400”, dijo Bernal a EL UNIVERSAL, al rememorar que Noriega se entregó el 3 de enero de 1990 a tropas de EU para ser llevado a juicio en ese país y condenado a 40 años de prisión por narcotráfico. Ascendido en 1983 a “hombre fuerte” de Panamá y acusado de anular la democracia, Noriega fue señalado en 1985 de ser socio del Cártel de Medellín, dirigido desde Colombia por Pablo Escobar Gaviria, muerto en 1993. La crisis se agravó en 1988, cuando la Casa Blanca lo acusó ante la justicia de EU de narcoactividad. Tras purgar prisión hasta 2010 en EU, fue extraditado en 2010 a una cárcel en Francia y en 2011 a una en Panamá, donde murió en 2017.

Paralelismos

Panamá enfrentó en 1989 un lío de narcotráfico y democracia parecido al de Venezuela. En una base militar de EU en la ribera canalera, el panameño Guillermo Endara, ganador en unos comicios en mayo de 1989, juró hace 30 años como presidente en la penúltima invasión armada estadounidense a América Latina y el Caribe del siglo XX. La última fue en 1994 en Haití. Al aclarar que una acción militar en Venezuela como en Panamá “no es imposible, pero sí difícil”, Bernal señaló que “la política interna de EU hace pensar que para su reelección, Trump busque alguna acción militar selectiva en Venezuela aliado a fuerzas militares venezolanas”. Para el venezolano Luis Cedeño, director ejecutivo de Paz Activa, grupo (no estatal) de Caracas de seguridad y geopolítica, “Panamá sigue siendo colonia estadounidense” por el canal.

La presencia militar de EU en Panamá terminó el 31 de diciembre de 1999, a 10 años de la invasión. Los panameños asumieron ese día el control del Canal, construido por EU de 1904 a 1914, y del área adjunta que sirvió de enclave militar de Washington en un inicio a perpetuidad. Panamá retornó a la democracia con comicios generales, aceptados por ganadores y perdedores como transparentes, en 1994, 1999, 2004, 2009, 2014 y 2019.

“Una invasión a Venezuela carece de sentido. Ningún político venezolano, oficialista u opositor, la apoya”, alegó Cedeño, al aducir que sería “el fracaso de una de las democracias más insignes en América Latina y con una historia republicana de las más cimentadas”.

“La presencia militar de EU se mantendría en Venezuela por muchísimo tiempo. Las intervenciones son sumamente caras, alguien tiene que pagar por ellas y Venezuela tendría que hacerlo”, aseveró. El cuestionado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y su cúpula son acusados por EU de dictadura narcotraficante que, con represión y corrupción, bloquea la puerta de la democracia, pero la vía panameña de 1989 tampoco convence al liderazgo político americano.

Como presidente costarricense de 1986 a 1990, Óscar Arias siguió inquieto el conflicto de Panamá por su impacto como vecina con el sur de Costa Rica. En un Consejo de Gobierno en diciembre de 1989 “mi secretaria me interrumpió para decirme que el presidente George Bush estaba en el teléfono. Me manifestó que la Fuerza Aérea había salido con destino a la capital panameña. Yo le manifesté mi desacuerdo y le dije que ningún gobierno latinoamericano lo apoyaría. ¡Y así sucedió!”, recordó Arias.

“Cuento la anécdota porque hay altos funcionarios de la administración Trump que quisieran hacer lo mismo en Venezuela. Usar la fuerza militar estadounidense sería un grandísimo error y las consecuencias serían catastróficas (...) El mundo entero debe alzar su voz contra una intervención armada”.

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