El mundo no puede recurrir a las fuerzas de paz de la como una forma de detener las guerras, ya sea en Gaza o en otras zonas en conflicto, dijo en una entrevista con la AFP el jefe de los cascos azules.

Una misión en los territorios palestinos ocupados, por ejemplo, como ha pedido la Liga Árabe, es "muy, muy, muy hipotética", afirmó el subsecretario general de operaciones de paz de la ONU, Jean-Pierre Lacroix.

Según Lacroix, no están dadas las condiciones necesarias para que suceda en este momento: un alto el fuego, un acuerdo entre las partes en conflicto para aceptar tropas de la ONU y la autorización de un Consejo de Seguridad profundamente dividido.

Francia y Rusia, miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, se encuentran entre los que también discuten el papel de las fuerzas de paz de la ONU en Gaza, una vez que termine la operación militar de Israel para destruir al grupo islamista palestino Hamas.

La idea sería enviar tropas a través del organismo de las Naciones Unidas para la Vigilancia de la Tregua (ONUVT), creado en 1948 para supervisar el alto el fuego en Medio Oriente y que todavía tiene un pequeño contingente desarmado desplegado en Líbano.

Pero esto también parece muy especulativo, sobre todo porque el ONUVT no está armado.

"El mantenimiento de la paz tiene sus límites", dijo Lacroix. "Imponer la paz" no forma parte del mandato de las tropas de la ONU, añadió.

Las misiones de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas han recibido críticas, especialmente en sus despliegues en África, por no hacer lo suficiente para proteger a la población de los extremistas armados.



"Seguir adaptándose"

Lacroix señaló que el organismo, que celebrará el Día Internacional de los Cascos Azules el 29 de mayo, "por supuesto necesita seguir adaptándose". Pero convertir a las tropas de la ONU -soldados entrenados que se diferencian de las fuerzas beligerantes por llevar los cascos azul pálido de la ONU- en un cuerpo de combate "no es realista ni deseable".

A veces, la paz requiere "hacer cumplir la ley", dijo, pero esto se puede hacer en colaboración con otros grupos que no requieran la presencia en el terreno de tropas de la ONU.

Como en Haití, donde, con el respaldo del Consejo de Seguridad, Kenia va a desplegar próximamente una misión internacional para ayudar a la policía, desbordada por la violencia de las pandillas.

"Esto no se ha hecho nunca, y plantea toda una serie de problemas", dijo Lacroix. "Pero son lecciones que estamos aprendiendo", prosiguió.

"No se trata de sustituir un modelo por otro", sino de garantizar que la comunidad internacional sea "más capaz de responder a una mayor variedad de situaciones", afirmó.

En un panorama cada vez más complicado, las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU a veces no tienen más remedio que retirarse.

En octubre de 2023, los soldados de la ONU evacuaron su campamento en el inestable norte de Malí en medio de combates entre yihadistas y separatistas. Los gobernantes militares de Malí, que tomaron el poder en 2020, habían ordenado la salida de la ONU, diciendo que las fuerzas de paz habían fracasado.

En abril de este año, las fuerzas de paz de la ONU abandonaron sus bases en la conflictiva provincia de Jivu del Sur, en la República Democrática del Congo, tras más de 20 años de presencia.

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