Nueva York/ Berlín/París.— Millones de jóvenes de todo el mundo, muchos de ellos estudiantes, además de activistas medioambientales de todas las edades, tomaron este viernes las calles en el marco de una ambiciosa huelga global en más de 150 países para exigir a los gobiernos contundencia contra la crisis climática.
Unos 4 millones de estudiantes tomaron las calles de decenas de ciudades del planeta, según organizadores. Agitando pancartas en las que se leía: “No hay planeta B” o “El planeta se está quemando”, se manifestaron primero en Asia y la región del Pacífico, luego en África y Europa, con multitudes en París, Londres y Berlín, y finalmente en América del Norte, especialmente en Nueva York, y en Latinoamérica.
“Espero que este sea un punto de inflexión para la sociedad, que muestre cuántas personas están involucradas, cuántas personas están presionando a los líderes, especialmente antes de la cumbre climática de la ONU”, dijo la activista sueca Greta Thunberg, de 16 años, en una entrevista con la AFP.
Los organizadores, 350.org, dijeron en Twitter que 4 millones de personas participaron en movilizaciones en todo el mundo, y hasta la semana próxima esperan protestas por el clima en 5 mil 800 localidades de 163 países.
“Esto no puede seguir así. Nuestro planeta está llegando a su fin”, dijo Bernie Waldman, de 14 años, uno de los miles de estudiantes que protestó en Nueva York.
“Protestar no es ni siquiera una opción, es necesario hacerlo (...) como ciudadano de la Tierra”, dijo la adolescente neoyorquina Sierra Meloy, de 17 años, que vestía una camiseta negra con la leyenda: “La ciencia no es una teoría conspirativa de la izquierda”.
Otras movilizaciones se llevarán a cabo del 23 al 27 de septiembre, coincidiendo con la cumbre de acción climática convocada por las Naciones Unidas en Nueva York.
En Europa, Alemania anunció que pondrá en marcha una estrategia para proteger el ambiente.
Unas 2 mil personas protestaron también en Sao Paulo contra el gobierno de Bolsonaro, en el centro de la polémica por el alarmante aumento de los incendios en la Amazonia, con un gran muñeco del presidente con una nariz de Pinocho y mensajes en los que se leía: “Quema a Bozo [Bolsonaro], no al bosque”.
Las protestas se dejaron sentir de manera internacional, desde Kenia hasta Uganda y Nigeria, pasando por la amenazada Asia, con su multitud de pequeños territorios asiáticos insulares y países como India o Paquistán, y extendiéndose hasta Europa y América. En Australia hubo más de 300 mil manifestantes, y miles también protestaron en Seúl, Manila, Tokio o Bombay. En África las protestas fueron más pequeñas; no obstante, convocaron a cientos en Sudáfrica, Uganda o Ghana.
En América Latina, jóvenes de Argentina, México, Chile y Perú se unieron a esta jornada de protesta contra la crisis climática con varias acciones reivindicativas para buscar soluciones a este fenómeno.
En Salvador, decenas de manifestantes, activistas y autoridades de la estatal Universidad de El Salvador (UES) pidieron que se declare una “emergencia climática”.
Los estudiantes, que recorrieron varias de las principales calles de la capital salvadoreña con pancartas y ataviados con camisas con mensajes ambientalistas, también pidieron “justicia climática”.
“Ni un grado más, ni una especie menos”, repitieron durante todo el recorrido y aprovecharon para recordar a la ambientalista Berta Cáceres, asesinada en el país en 2016.
En Buenos Aires, el presidente Mauricio Macri encabezó una reunión con jóvenes activistas en la residencia presidencial, en la que apuntó a la extensión de las ciudades como uno de los principales factores que causan la crisis climática. “El país tiene un problema grave. Excepto la ciudad de Buenos Aires, que no es el ideal pero es razonable, en el resto del país el gran problema es que las ciudades están extendidas. Eso es derroche de energía”.