KARUIZAWA, Japón.- Los responsables diplomáticos del Grupo de 7 democracias ricas (G7) prometieron presentar un frente unido contra las amenazas de China a Taiwán y la guerra de agresión rusa en Ucrania, y señalaron en el cierre de sus reuniones este martes que estaban comprometidos con ampliar y aplicar las duras sanciones contra Moscú.
El comunicado de compromisos del G7 también incluía duros términos sobre una serie de ensayos de misiles norcoreanos sin precedentes. Pero fue la creciente agresividad de China en Asia y la invasión rusa de Ucrania lo que marcó la cumbre de tres días en el balneario de aguas termales.
“No puede haber impunidad para crímenes de guerra y otras atrocidades como los ataques de Rusia contra los civiles y la infraestructura civil crítica”, indicaron los ministros.
“Seguimos comprometidos con intensificar las sanciones contra Rusia, coordinarlas y aplicarlas por entero”, añadió el comunicado, señalando que mantendrían su posición “el tiempo que requiera” Ucrania para defenderse.
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El documento se preparó como base para la cumbre de jefes de gobierno del G7, que se celebra el mes que viene en Hiroshima, e incluía referencias a Irán, Myanmar, Afganistán, la proliferación nuclear y otras “graves amenazas”.
Pero dos crisis destacaban: la creciente agresividad china y las maniobras militares en torno a Taiwán, una democracia autogobernada que Beijing reclama como propia, y la invasión rusa de Ucrania. La ofensiva rusa está prácticamente paralizada y Ucrania prepara una contraofensiva, pero hay una preocupación global generalizada por las reiteradas amenazas del mandatario ruso sobre el empleo de armas nucleares tácticas.
“La irresponsable retórica nuclear rusa y su amenaza de desplegar armas nucleares en Bielorrusia son inaceptables”, indicaron los ministros.
Los enviados del G7 de Japón, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Canadá, Italia y la Unión Europea han subrayado que su reunión en Karuizawa marca un punto de inflexión en las respuesta global a la agresividad rusa y china, dos crisis percibidas como desafíos al orden internacional basado en normas establecido tras la II Guerra Mundial. Los esfuerzos globales por abordar los asuntos en Naciones Unidas han chocado con la intransigencia de China y Rusia en el Consejo de Seguridad.
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