Tras las elecciones presidenciales de, en las que resultó reelecto el presidente Daniel Ortega en medio de denuncias de fraude, crece la incertidumbre por el futuro de los aspirantes presidenciales detenidos.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Berta Valle, esposa de Félix Maradiaga, y Victoria Cárdenas, casada con Juan Sebastián Chamorro, hablan de la angustia que sienten por no verlos desde su detención, el 8 de junio; están presos en la cárcel del Chipote, acusados, junto con otros nueve opositores, de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional. Tanto Berta como Victoria se encuentran en el exilio por temor a lo que pudiera sucederles de haberse quedado en Nicaragua.

Berta tiene más tiempo sin ver a su esposo; se exilió desde 2018, cuando iniciaron las protestas en contra del régimen de Ortega. Fue entonces, comenta, cuando inició “la persecución para todos los opositores. Félix era parte del liderazgo de oposición, pero sobre todo de la sociedad civil, siempre estuvo denunciando al régimen y se convirtió en blanco de persecución del gobierno, una de las voces críticas y disidentes desde hace muchos años. Ya son casi dos años que no nos hemos visto. Antes de la detención sólo eran videollamadas, porque el nivel de persecución siempre estuvo ahí”.

La justicia nicaragüense, denunciada por estar al servicio del gobierno, ordenó en los meses previos a las elecciones una ola de detenciones con base en la Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo a la Independencia, la Soberanía y Autodeterminación, aprobada en diciembre de 2020. Chamorro y Maradiaga se vieron impedidos de contender en las presidenciales y esperan el juicio por los cargos que se les imputan.

Berta dice que la situación es desesperada: “Félix ha perdido 45 libras, la forma en la que los tienen sin luz solar, en penumbras, la comida de muy mala calidad, mi esposo tiene tratamiento para la presión arterial y con la baja de peso el medicamento estaba siendo contraproducente, no tiene acceso a sus médicos y no sabemos con qué detalle le están tratando la salud. Hay otros presos políticos que son de la tercera edad y algunos han sido operados del corazón, o tienen enfermedades como diabetes. Es sumamente preocupante porque están incomunicados; los interrogatorios a los que son sometidos todos los días a cualquier hora del día o de la madrugada, la tortura sicológica es preocupante”. Ella y Victoria coinciden en que sus esposos sabían a lo que se arriesgaban, pero decidieron jugársela por el futuro de Nicaragua y porque pensaban que los comicios eran el único modo de lograr un cambio en el país.

Victoria asegura que no ha perdido la fe y que seguirá luchando por ver a su esposo y a todos los presos políticos en libertad: “Son inocentes y estamos exigiendo la liberación de todos ellos y no cesaré en denunciar lo que está pasando en nuestro país”.

EU, Chile, Colombia, países de la Unión Europea, así como la Organización de Estados Americanos, con algunas excepciones, incluyendo México, han denunciado lo que llaman farsa electoral que se vivió el pasado 7 de noviembre, y señalan que no reconocen los resultados. Exigen la liberación de presos políticos. Estados Unidos y la Unión Europea anunciaron sanciones contra el régimen.

Berta y Victoria apelan a la comunidad internacional para no abandonar a los nicaragüenses: “La indiferencia de países que se están absteniendo en esto no viene al caso porque no es un tema político, es un asunto de derechos humanos, son personas que están secuestradas, torturadas y en condiciones lamentables; esto no es político es humano, hay una crisis humanitaria en Nicaragua, y como nicaragüenses desde hace tres años hemos tratado de hacer un movimiento político para salir de esta crisis, necesitamos el apoyo de la comunidad internacional para que en conjunto se tomen las medidas necesarias para sancionar al régimen, los países no tienen que ser indiferentes en esto”, advierte Victoria.

“Nuestro llamado a los Estados miembros del sistema interamericano y que son los que tienen la responsabilidad de resguardar la democracia, y que tienen la forma de incidir en eso, tienen que actuar conforme a lo establecido en la carta democrática, porque cuando se violan los acuerdos [Nicaragua] tiene que rendir cuentas, porque no pueden seguir actuando con la impunidad con la que han venido haciendo”, insiste. Sobre México, que se abstuvo en la OEA de condenar lo ocurrido en las elecciones y que argumenta que no se pronuncia porque no quiere incurrir en injerencia, Victoria es clara: “Cada Estado tiene sus propias políticas y eso se respeta, pero creo que es importante ser objetivos, porque hay situaciones que no se pueden ocultar. Cuando un gobierno como el que hay en Nicaragua ha cometido crímenes de lesa humanidad tiene que rendir cuantas. Nuestro llamado a México, como a cualquier país, es que se respete al pueblo nicaragüense, que se respete la voluntad popular porque la gran mayoría de los nicaragüenses no están de acuerdo con el régimen”.

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