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Nueva York.— Dividido, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU) abordó ayer por primera vez la crisis en Nicaragua, tema impuesto por Estados Unidos, denunciando las acciones del gobierno del presidente Daniel Ortega y con países como Rusia y China acusando a Washington de injerencia.
“El Consejo de Seguridad no puede ser un observador pasivo mientras Nicaragua sigue descendiendo hacia un Estado fallido, corrupto y dictatorial, porque sabemos adónde lleva ese camino”, expuso la embajadora estadounidense, Nikki Haley. Señaló que “con cada día que pasa” Nicaragua avanza por la senda de Siria y Venezuela, en referencia al éxodo masivo de los ciudadanos de esos países. “Todavía tenemos la oportunidad de impedir que la historia se repita”, dijo.
Estados Unidos aprovechó que ocupa la presidencia del Consejo de Seguridad para convocar a una sesión informativa que discutió “la situación en Nicaragua”, algo inusual en el órgano ejecutivo de la ONU, cuya función es atender las amenazas a la paz y la seguridad en el mundo.
La reunión se desarrolló sin el consenso de los 15 integrantes del Consejo. Alineados con Washington estuvieron Francia, Reino Unido, Polonia, Países Bajos, Polonia, Suecia, Perú y Costa de Marfil. Todos deploraron la decisión de Ortega (anunciada el viernes pasado) de expulsar a la misión del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, tras un contundente informe sobre la represión en el país.
Rusia, China y Bolivia rechazaron categóricamente la iniciativa estadounidense, así como Nicaragua y Venezuela, que participaron como invitados. Kuwait, Kazajistán, Etiopía y Guinea Ecuatorial también expresaron su oposición.
“La situación en Nicaragua se debe resolver a través del diálogo pacífico y sin presiones externas desde el exterior. (...) No tiene lugar en el orden del día del Consejo”, señaló el embajador ruso ante la ONU, Vassily Nebenzia, acusando a Estados Unidos de “tendencias colonialistas”.
Nicaragua, representada por su canciller, Denis Moncada, denunció “una clara injerencia en los asuntos internos” de su país. “Exigimos el fin de cualquier política intervencionista que viole el derecho internacional”, dijo, asegurando que su gobierno respeta los derechos humanos.
Desde Managua, el presidente Daniel Ortega pidió a EU no meterse en situación de su país. “¿Qué le decimos a los Estados Unidos? Le decimos que si quieren ayudarle al pueblo nicaragüense, que si quieren contribuir a la paz, lo mejor que pueden hacer es no meterse con Nicaragua, respetar a Nicaragua”, expuso al término de una marcha de apoyo a su gobierno.
Agregó que las veces que Washington ha intervenido en Nicaragua “ha provocado más dolor”. El país centroamericano es sacudido desde abril por protestas contra el gobierno de Ortega, que han dejado más de 400 muertos y miles de heridos.