Las elecciones presidenciales representan una hecho importante en Estados Unidos, y ante la constante lucha de demócratas y republicanos, los candidatos independientes pueden ser una opción entre la indecisión de votantes.
Después de que Robert F. Kennedy Jr. declinara por apoyar al abanderado republicano Donald Trump, la contienda independiente deja ver a tres aspirantes a la presidencia que podrían ser una alternativa a la política tradicional.
Cornel West, es un filósofo y activista progresista, quien ha enseñado en prestigiosas universidades como Yale, Princeton y Harvard. Anunció su candidatura como independiente para "terminar con el puño de hierro de la clase dominante y garantizar una verdadera democracia".
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Es conocido por su activismo en derechos de personas afroamericanas, promover la "Black Agenda" (agenda negra en español), así como por las severas críticas que ha hecho sobre el expresidente Barack Obama, llamándolo "una mascota negra de Wall Street".
Su campaña política es alentada por la idea de empoderar a los pobres y trabajadores, al igual que crear solidaridad con los movimientos que suelen ser invisibilizados, como el de las mujeres, comunidad LGBTIQ+, migrantes y cualquier persona que no sea "poderosa".
Entre sus propuestas más significativas, busca abolir la falta de vivienda, poner fin al trato inhumano a los migrantes, alentar la cancelación de proyectos sumamente dañinos para la naturaleza y reemplazarlos por sostenibilidad, asegurar derechos reproductivos y acceso a la atención sanitaria, además de una de las más polémicas, la disolución de la OTAN.
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Otra candidata independiente es Jill Stein, médica formada en Harvard y activista ambiental, quien representa al Partido Verde. Fue una de las organizadoras principales de la Convergencia Climática Mundial, además de participar en mucho proyectos a favor del cuidado del planeta.
Stein compitió contra Trump y Clinton en 2016 como candidata del Partido Verde y obtuvo alrededor de 1.4 millones de votos, lo que llevó a partidarios a acusarla de restarle votos a la candidata demócrata, particularmente en Wisconsin.
La candidata propone una "carta de derechos económicos" que incluya el derecho al empleo, atención sanitaria, vivienda, alimentación y educación. Además, de estar muy interesada en promulgar la paz en diversos sectores, por lo que sus planes a cumplir en caso de llegar a la presidencia son detener el apoyo de Estados Unidos y la venta de armas a violadores de derechos humanos, retirar las tropas estadounidenses de Irak y Siria, eliminar progresivamente la energía nuclear, proteger las tierras públicas, los suministros de agua, la biodiversidad, los parques y los espacios verdes, entre muchas otras promesas que abarcan sectores de salud, educación, política, economía e incluso Covid-19.
Por otro lado, Chase Oliver es un activista político parte del Partido Libertario. Quien se denominó a sí mismo como un candidato "gay y armado". En 2020 se postuló para el Congreso y en el 2022 buscó ser parte del senado de Estados Unidos, obteniendo un 2% de votos.
Una de sus características más fuertes es su oposición a las acciones de Israel en Gaza y cualquier tipo de guerra. Su estrategia se basa en atraer a votantes jóvenes molestos con el sistema y que empatizan con la preocupación colectiva por la crisis de inmigración y el costo de vida.
Las visiones que tiene para Estados Unidos incluyen frenar la crisis económica estadounidense, reformar el sistema de justicia del país, simplificar el proceso para los inmigrantes e incluirlos como parte de las comunidades americanas, cambiar la política exterior a una centrada en la paz, entre otras.
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Los candidatos independientes para las elecciones de Estados Unidos 2024 enfrentan un desafío difícil por estar cara a cara con dos personalidades fuertes y reconocidas, pero su participación en la contienda presidencial puede influir en el debate político y ser decisivo en estados indecisos y para nuevos votantes.
aov/apr