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Washington.— Estados Unidos vuelve a estar en llamas por la brutalidad policial y los reclamos de justicia racial, pero el Partido Republicano sigue haciendo oídos sordos y tapándose los ojos antes esas demandas sociales y centrándose en el discurso que creen que les va a hacer ganar la reelección en noviembre: más “ley y orden” para frenar el caos, los saqueos y la destrucción que derivan de las protestas en las calles.
Desde el resurgimiento de las manifestaciones contra el racismo hace unos meses, la administración de Donald Trump se ha enrocado en la defensa de las fuerzas de seguridad y policiales, prometiendo más mano dura, incapaz de abrir el foco ni replantear sus políticas, acciones o medidas con las minorías raciales. El caso del tiroteo de Jacob Blake en Kenosha, Wisconsin, que ha provocado altercados violentos y la muerte de dos personas a manos de un adolescente que formaba parte de una milicia, no ha hecho recapacitar nada.
“Seré claro: la violencia tiene que parar, ya sea en Minneapolis, Portland o Kenosha […] Tendremos ley y orden en las calles de este país para todos los estadounidenses de cualquier raza, creencia o color”, dijo el vicepresidente Mike Pence, en su discurso de aceptación de su candidatura para la reelección, momento álgido de la tercera jornada de una convención republicana insulsa y sin momentos memorables.
Pence se quejó de que las protestas terminen en “disturbios y saqueos”, algo que, aseguró, la administración Trump no va a permitir y va a “perseguir con toda la extensión de la ley”, e hizo una defensa a ultranza de la policía. No hubo ni una palabra de empatía ni consuelo para una comunidad negra que lleva meses suplicando por cambios.
Algo que, a pesar de la seguidilla de oradores negros que están participando de la convención republicana y lanzan bondades de la actual administración, realmente no está sucediendo, por mucho que Pence dijera que “el pueblo estadounidense sabe que no tiene que elegir entre apoyar a las fuerzas de seguridad o pararse en favor de sus vecinos afroamericanos para mejorar la calidad de vida en nuestras ciudades y pueblos”.
La decisión de apostar por un ideario de “ley y orden” viene de hace tiempo en el Partido Republicano de Trump, pero aumenta su importancia en las últimas semanas. El tema de la tercera jornada de convención fue honrar a los “héroes” militares y policiales, tan admirados y reverenciados en una sociedad estadounidense que se cree garante de la seguridad y la libertad en el mundo.
El concepto de “seguridad” es uno de los puntos fuertes de la campaña de reelección de Trump, que pone su apoyo a los agentes de la ley como ejemplo de su compromiso en comparación a unos demócratas que, liderados por su candidato Joe Biden, sólo llevarán al “caos y a más violencia”, a decir de los republicanos. “La cruda realidad es que nadie estará seguro en los EU de Joe Biden”, aseguró Pence.
El panorama que pintó el actual vicepresidente en caso de una victoria demócrata fue aterrador y apocalíptico, con un país “en el sendero del socialismo y en declive” por culpa de un Biden que tachó de “caballo de Troya de la izquierda más radical”. El miedo al socialismo ha sido una constante en la convención republicana y en los discursos de todos los que han aparecido en ella.
Poco más destacó de una tercera jornada sin grandes nombres, con discursos que como viene siendo habitual tratan de pintar a Trump como un hombre confiable, con buenos valores y un líder respetable que siempre toma sus buenas decisiones, especialmente ayer centrándose en temas de seguridad nacional y militares. En el terreno personal, el énfasis se basó en su (dudosa) fe y su (falsa) larga trayectoria contra el aborto.
Sin mucho más que peticiones de plegarias y cuidado para los estadounidenses en medio de la trayectoria del huracán Laura, la convención no dio grandes titulares. Lo que sí dio un giro interesante fue algo que sucedió el martes: según confirmaron los diarios The New York Times y The Wall Street Journal, al menos dos de los cinco inmigrantes que participaron en la ceremonia de naturalización que Trump usó como propaganda electoral no sabían que iban a aparecer en la convención republicana. Según el Times, la primera idea era encontrar a un mexicano que quisiera hacerse estadounidense, pero no encontraron a ninguno que pudiera participar del evento.