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BUENOS AIRES.- Casi cinco años después la muerte de Alberto Nisman vuelve a desvelar a los argentinos.
Tal como sucedió la noche del 18 de enero de 2015, cuando apareció muerto el fiscal que había denunciado días antes a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner -actual vicepresidenta- como presunta encubridora de los autores del ataque terrorista contra un centro judío en 1994, los argentinos otra vez quedaron perplejos ante el televisor en el primer día del año con el estreno del documental de Netflix “Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía”.
A lo largo de seis capítulos de una hora con decenas de testimonios, entre ellos el del actual presidente Alberto Fernández , investigadores, espías, agentes del FBI y de la CIA e imágenes inéditas, el director británico Justin Webster se propone arrojar un poco de luz sobre una muerte que conmocionó a la sociedad argentina y para la cual todavía no hay respuesta. ¿Fue un suicidio o un asesinato?
Tras apenas un par de horas en la plataforma digital, el documental se transformó en el tema más comentado en las redes sociales del país sudamericano y hasta el propio mandatario salió a dar explicaciones -y desdecirse- sobre su testimonio, en el cual había adoptado una posición crítica hacia su actual vicepresidenta.
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Nisman, que tenía a su cargo la investigación del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en el que murieron 85 personas en 1994 y por el cual había responsabilizado a Irán, acusó el 14 de enero de 2015 a Fernández de Kirchner, a su canciller Héctor Timerman, a un diputado y otras cuatro personas de confabularse para levantar las alertas rojas de Interpol contra los ciudadanos iraníes señalados como ejecutores del ataque.
Según el fiscal, el gobierno de Fernández de Kirchner habría negociado con Teherán la impunidad de los sospechosos a cambio de retomar las relaciones comerciales.
Un día antes de presentarse en el Congreso para brindar detalles sobre la impactante denuncia, Nisman fue hallado sin vida en el baño de su apartamento con un disparo en la cabeza y a su lado un arma calibre 22.
“Hasta el día de hoy, dudo que se haya suicidado”, declaró Fernández en 2017 durante una entrevista a Webster para el documental que se empezó a filmar ese año. Pero este jueves, el presidente cambió su versión.
“Desde 2017 cuando se grabó la entrevista hasta ahora no apareció ninguna prueba seria que diga que a Nisman lo mataron”, sostuvo en declaraciones a Radio Diez. “A mí me gustaría saber qué pasó con Nisman y si se suicidó, por qué”.
En una entrevista con The Associated Press este jueves en Barcelona, donde está radicado, Webster expresó que “es completamente natural que la gente cambie de opinión de acuerdo a cuanto más sepa sobre el caso. Supongo que cuando lo entrevisté tal vez sabía menos sobre los últimos avances de la investigación y ahora lo sabe, entonces cambió su opinión. No veo nada particularmente extraño en eso”.
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Webster recordó que al momento de la entrevista para el documental Fernández, quien fue jefe de gabinete de Fernández de Kirchner durante parte de su primer mandato (2007-2011), “no tenía idea de que iba a convertirse en presidente. Era, como está en el documental, bastante crítico de Cristina Kirchner... Fue capaz de decirle a ella qué estaba bien o mal en su propia cara”.
El espía al que alude el título es Antonio Stiuso, el exjefe de contrainteligencia argentino señalado por Fernández de Kirchner de estar atrás de la denuncia de Nisman y también de su muerte como una venganza por haberlo desplazado de su cargo.
Un hombre “absolutamente fascinante”, según Webster, que en el seno de la central de inteligencia local tuvo a su cargo la investigación del atentado contra la AMIA y que sobre la base de sus estrechos nexos con los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel aportó supuestas pruebas a la justicia para acusar a Irán como autor intelectual del ataque y al grupo terrorista islámico Hezbollah como el ejecutor.
La justicia argentina calificó en un primer momento la muerte de Nisman como dudosa. Pero en 2017, cuando la investigación pasó a la órbita de la justicia federal, se concluyó que había sido un homicidio ligado a su investigación contra el gobierno de Fernández de Kirchner (2007-2015). Por este caso hay sólo un acusado: el asesor informático de Nisman, Diego Lagomarsino, quien le entregó al fiscal el arma desde la cual se disparó el proyectil que provocó su muerte.
A su vez, otro juez continuó la investigación de Nisman y acusó formalmente a Fernández de Kirchner, a Timerman -quien falleció en 2018- y a otros exfuncionarios de participar en la supuesta trama de encubrimiento de los iraníes implicados en el atentado. La causa continúa en trámite.
Como advierte Webster en el inicio del documental, la muerte de Nisman ocurrió en un país dividido entre los adherentes a Fernández de Kirchner y sus más feroces críticos.
“Digamos que después de ver los seis episodios creo que puedes tener una opinión mucho más informada sobre cuál de ellos es más probable (suicidio, asesinato o suicidio inducido)”, apuntó el realizador británico.
“Una de las cosas que realmente me atrajo es que este disparo en un baño es algo que resuena en el pasado y vuelve al atentado de 1994. Y a nivel internacional, se expande. Y no se trata sólo de Argentina, se trata de Estados Unidos, Israel, Irán y también hacia el futuro, porque es algo que debe resolverse”.