Tel Aviv.— La presión sobre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se puso al rojo vivo tras el hallazgo de los cadáveres de seis rehenes de Hamas: mientras decenas de miles de personas protestaban, exigiendo a Netanyahu un cese el fuego inmediato, sindicatos convocaron a una huelga general para este lunes.
Los israelíes salieron a las calles para exigir un acuerdo para la liberación de los rehenes; en Jerusalén, manifestantes llevaban carteles con los rostros de los secuestrados, mientras gritaban: “¿Dónde están?” con altavoces.
En Tel Aviv, los manifestantes rompieron las líneas policiales en la autopista Ayalon, mientras coreaban: “Policías, policías, ¿a quién protegen?” y “vergüenza, vergüenza”. Algunos prendieron fuego a la carretera y colgaron lazos amarillos —símbolo de solidaridad con los rehenes— desde lo alto de un puente, informó la cadena británica BBC.
Los restos de los rehenes fueron hallados el sábado “en un túnel subterráneo en la zona de Rafah”, al sur de Gaza, indicó el ejército. Según el Ministerio de Salud, los seis rehenes murieron por impactos de bala a corta distancia entre el jueves y viernes, aunque un mando de Hamas aseguró que varios fallecieron “por disparos y bombardeos de los ocupantes israelíes” y que algunos rehenes formaban parte de la lista de la organización de personas que serían liberadas durante la primera fase, si se concreta un acuerdo para un alto el fuego.
La central sindical de Israel Histadrut convocó una “huelga general” para forzar al gobierno a llegar a un acuerdo para liberar a los rehenes. También el líder de la oposición israelí, Yair Lapid, y las familias de los rehenes llamaron a un paro. El objetivo es paralizar o afectar los principales sectores de la economía, incluidos la banca y los servicios de salud. Como parte de la huelga, se anunció que todos los aterrizajes y despegues del principal aeropuerto de Israel, Ben Gurion, se paralizarían desde las 08:00 de la mañana.
El presidente estadounidense, Joe Biden, señaló que entre los cuerpos recuperados estaba el del israelí-estadounidense Hersh Goldberg-Polin y dijo estar “devastado”, pero que mantiene el optimismo sobre la posibilidad de una tregua.
Goldberg-Polin, de 23 años, fue uno de los 251 rehenes tomados por milicianos de Hamas en su ataque del 7 de octubre que desató la actual guerra en Gaza. Los otros cinco rehenes recuperados fueron identificados por el ejército israelí como Carmel Gat, Eden Yerushalmi, Alexander Lobanov, Almog Sarusi y el sargento Ori Danino.
En el funeral de su hijo Almog, Nira dijo a los asistentes que espera que ninguna otra familia tenga que pasar por lo mismo. “Basta, ya no más. Pagamos el precio más alto. Espero que seamos los últimos. A partir de ahora, sólo un pacto para traer de vuelta a los rehenes”, declaró.
El ejército israelí lanzó una gran operación el miércoles en Cisjordania ocupada, con bombardeos e incursiones de blindados en Yenín, Naplusa, Tubas, Tulkarem, y en campamentos de refugiados, donde los grupos armados que combaten a Israel tienen una fuerte presencia. Según el Ministerio de Salud de la Autoridad Palestina, el ejército israelí mató a al menos 24 palestinos en Cisjordania desde ese día. Por su parte, la policía israelí informó que tres de sus efectivos, dos hombres y una mujer, murieron ayer “en un tiroteo” tras un ataque en el retén de Tarkumiya, cerca de Hebrón. Poco después, el ejército abatió al atacante.
En Gaza, pese a los estragos de la guerra entre las fuerzas israelíes y Hamas, comenzó una campaña de vacunación contra la polio.
“Es absolutamente necesario que se les vacune”, declaró a AFP Ghadir Haji, mientras la familia esperaba en la cola de vacunación en la clínica del campo de refugiados de Al Zawayda. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que Israel aceptó implementar “pausas humanitarias” entre las 06:00 y las 14:00 durante tres días en varias partes del territorio para facilitar la campaña.